Acto en favor de la vida Miles de personas se concentraron ayer en la Plaza Nueva secundando una protesta nacional

Un segundo hijo clave

  • El testimonio de un padre que espera su sexto hijo y cuya mujer se negó a abortar del segundo, afectado por el síndrome de Down, marcó el acto contra el aborto en Sevilla

Borja tomó la palabra en la Plaza Nueva. Cogió el micrófono a los pies de San Fernando bajo un cielo que mudó en azul por momentos el gris perenne de hace casi tres meses. Habló de sus cinco hijos y del sexto, aún nasciturus. Se refirió al segundo como la clave de su vida, como la fuente de alegría de la casa. Su mujer y él nunca se hubieran perdonado no tenerlo, a pesar de que el consejo de los médicos era rotundamente el de interrumpir la gestación. Sabían desde el principio que padecía el síndrome de Down. Hubo lágrimas en los rostros de muchos participantes en esos momentos, aplausos y comentarios laudatorios. Las cifras oficiales de asistentes: entre 12.000 y 15.000 personas.

Entre el público, mucha gente mayor y muchos matrimonios jóvenes. El lema de la concentración: España dice sí a la vida. El objetivo: posicionarse públicamente una vez más en contra la ley de plazos que regula el aborto y en favor de una normativa que ayude a la mujer sin recursos a tener a su hijo. "Y que le evite las secuelas catastróficas que sufrirá toda su vida si aborta", alegaron los manifestantes.

De la política, sólo se vieron cargos del PP. El grupo municipal estaba prácticamente al completo, con Juan Ignacio Zoido al frente, que minutos antes del acto había comprobado desde el ojo de buey de su despacho el río de personas que se aproximaban a la Plaza Nueva. La publicación oficial del acto mostraba las opiniones de socialistas en favor de la maternidad (Carme Chacón) y en contra del aborto (José Bono), entre las de otras personalidades históricas y de la vida pública española.

También se vieron muchos cofrades, a pesar de que la organizadora percibió frialdad en la oficialidad cofradiera cuando pidió el apoyo efectivo de las hermandades. El hermano mayor de la Sagrada Cena, Eduardo García, leyó un comunicado para dejar clara la apuesta de las hermandades contra el aborto y la defensa de la vida desde la concepción del ser. La Cena, el Santo Entierro y el Silencio fueron, con diferencia, las tres primeras cofradías en adherirse al acto. Las entidades convocantes estaban satisfechas con la respuesta cofradiera, aunque no podían ocultar que esperaban incluso más: "Si en Sevilla salen 52.000 nazarenos, que cada cual saque sus conclusiones. La tarea formativa de las hermandades no ha hecho más que empezar". Al acto acudió el presidente del Consejo, Adolfo Arenas, acompañado por consejeros, como Tomás Vega y Andrés Martín. Y los hermanos mayores Antonio Rodríguez Cordero (Silencio), Luis Miguel Onieva (Santo Entierro), Javier Criado (Pasión) y el Sol (Juan Luis Amaro).

No faltó un revuelo de banderas españolas (algunas con el Sagrado Corazón de Jesús) portadas por jóvenes universitarios y de la comunión tradicionalista. Y algunos sacerdotes, entre ellos Isacio Siguero, aunque se entiende que el domingo laborable para los curas pudo restar la presencia masiva del clergyman. Unas señoras echaron en falta ante los organizadores la participación del arzobispo. Estaba presidiendo la función principal de Los Estudiantes. "No duden ustedes del posicionamiento claro de monseñor Asenjo en defensa de la vida", le respondieron.

Pilar Domínguez, estudiante de Farmacia y Miss Sevilla 2005, y Esther Peláez, de Hazte Oír, ofrecieron también sus testimonios, aplaudidos en varias ocasiones por el público. Juan María del Pino, presidente de los padres católicos, dejó claro que la defensa de la vida "trasciende a la propia fe, es cuestión de sentido común". Y sentenció: "Los católicos que hoy han venido lo han hecho porque nuestra fe nos dice que el aborto es un crimen y los que no son católicos, para decir que el aborto no significa progreso ni más libertad para las mujeres". Concluyó su discurso leyendo, emocionado, la oración por la vida del Papa Juan Pablo II.

Unos globos rojos al viento recordaron a los miles de niños no nacidos en España. Fue el broche.

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