"No voy a ser yo quien le lleve los niños a la cárcel"

María Dolores Andrade, hermana de la mujer asesinada en La Rinconada en febrero de 2006

La familia de la víctima reacciona a la sentencia del Supremo

María Dolores Andrade, ayer en su casa de La Rinconada.
Fernando Pérez Ávila

04 de diciembre 2009 - 05:03

"Si él quiere ver a los niños tendrá que ser porque alguien los lleve a la cárcel. Y yo, que soy quien tiene la tutela, no los voy a llevar. De eso puede estar seguro". María Dolores Andrade habla con calma, muy segura de que el asesino de su hermana Montserrat no volverá a ver a sus hijos hasta que salga de la cárcel, algo que, si cumple la pena íntegra, se producirá dentro de 19 años porque ya ha cumplido 4 de los 23 a los que fue condenado. "Para esa fecha sus hijos serán mayores de edad y podrán decidir si quieren verlo o no".

Cuenta que sufrió una fuerte crisis de ansiedad cuando recibió la noticia de que el Tribunal Supremo había rechazado la posibilidad de imponerle al asesino de su hermana una medida de alejamiento sobre los hijos porque los había apartado antes de cometer el crimen. Su cuñado, el funcionario de prisiones Rafael Sigüenza, asestó 43 puñaladas a su esposa la madrugada del 4 de febrero de 2006 en el domicilio familiar de San José de la Rinconada. "Me puse muy nerviosa. Luego, al hablar con la abogada, nos explicó que esto no debe cambiar nada la situación actual porque no vamos a llevarle los niños a la cárcel. Pero al principio lo pasé muy mal".

Montserrat dejó dos hijos, un niño y una niña, que ahora tienen 10 y 6 años. Los dos saben que su padre mató a su madre. "Lo saben pero entre comillas. Les conté la verdad sin darles demasiados detalles del crimen. Con 6 y 2 años tampoco iban a enterarse de mucho y les ahorré cuántas cuchilladas le había dado su padre a su madre, por ejemplo. Una vez, al mayor, le preguntaron en el colegio si su padre había apuñalado a su madre. Le dije que me preguntara siempre a mí, porque les diré siempre la verdad".

Los niños están al margen. Se han enterado por los medios de comunicación que no habrá orden de alejamiento de su padre hacia ellos. "No saben mucho, pero ayer me preguntó el mayor: 'Tita, ¿no tendré que ir a verlo a la cárcel, no? Le dije que no, que no se preocupara, que de momento no va a tener que ver a su padre".

María Dolores espera que el verdugo de su hermana no salga de prisión hasta que sus sobrinos sean mayores de edad y puedan decidir por sí mismos si quieren hablar con su padre o no. La hermana de la víctima lamenta que el Tribunal Supremo no haya condenado a su cuñado por malos tratos además de asesinato y que la sentencia recoja que les profesaba afecto a los hijos por apartarlos del crimen. "¿Si le diría algo al asesino? Sólo una cosa: lo quisiste todo y te has quedado sin nada".

Pese a esta decisión judicial, María Dolores siente el respaldo del municipio. Hace unos días se ha inaugurado una calle con el nombre de su hermana. "Montse no es un número en unas estadísticas, es una víctima con nombre y apellidos. Hemos tenido siempre el apoyo del pueblo y del Ayuntamiento, que se ha volcado", cuenta esta mujer, que reside a sólo una calle de distancia de su hermana.

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