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La vuelta al ruedo de un arquitecto

  • Séptimo arte. La productora Sarao Films rueda una película sobre la apasionante vida de Aníbal González, el arquitecto que diseñó la Exposición de 1929 de la que fue finalmente apartado

La productora Sarao Films rueda una película sobre la apasionante vida de Aníbal González.

La productora Sarao Films rueda una película sobre la apasionante vida de Aníbal González.

En la década de los años veinte del siglo XX hubo dos entierros multitudinarios en Sevilla, el de Joselito en 1920, tras la cogida mortal del torero de Gelves en la plaza de toros de Talavera; y el del arquitecto Aníbal González en 1929. Dos muertes de mayo en una década que se puede evocar paseando por el cementerio de San Fernando. Nada más entrar, está el túmulo funerario con el entierro de Joselito esculpido por Mariano Benlliure. Le acompañan su hermano Rafael el Gallo y su cuñado, Ignacio Sánchez Mejías, el torero que fue mecenas de los poetas de la generación del 27.

Más cerca del Cristo de las Mieles de Antonio Susillo se encuentra el panteón familiar de Aníbal González. Lo diseñó él mismo con el tipo de ladrillos que pueden verse en la capillita del Carmen del puente de Triana. Lo sufragó su hermano. Al cementerio de San Fernando se acercó el equipo de Sarao Films que rueda la película Aníbal. El arquitecto de Sevilla.

Una vida de película que se han echado sobre sus espaldas Paco Ortiz y José Carlos de Isla, que antes hicieron el galardonado documental sobre la vida de Bambino. De Joselito a Aníbal González. El pueblo de Sevilla despidió al arquitecto como se despide a un torero de leyenda.

Para el proyecto, el equipo de Sarao Films cuenta con dos biógrafos de Aníbal González. Víctor Pérez Escolano, catedrático de la Escuela de Arquitectura, delegado de Urbanismo en el primer Ayuntamiento de la democracia, es autor de una biografía canónica de Aníbal González que ha visto tres ediciones (1973, 1996, 2017). Media vida dedicada al ideólogo de la Sevilla de la Exposición de 1929 que finalmente fue apartado del proyecto y murió dos semanas después de su inauguración el 9 de mayo de 1929. La biografía de Aníbal González Serrano, dentista, nieto del arquitecto, es mucho más sentimental pero igualmente valiosa.

Un gigante entre molinos. El proyecto de la Exposición Iberoamericana que abanderó Aníbal González se encontró en su camino con una guerra mundial (1914-1918), la revolución rusa de 1917 y el crack de Wall Street. Generacionalmente es hermano pequeño de los Álvarez Quintero, que le dedicaron un sentido panegírico a su fallecimiento, y de los Machado. Terminó Arquitectura en 1902, el año que es coronado Alfonso XIII. Nace en 1876, tres años después de la Primera República, y se muere dos años antes de que se proclame la Segunda, que llegó a presidir el sevillano Diego Martínez Barrio cuyos restos llegaron desde París a este cementerio.

Los retrasos en la Exposición Iberoamericana propiciaron esa magia de los números, el juego capicúa entre los certámenes del 29 y del 92. Con los paralelismos de una ciudad que se mueve a golpe de Exposiciones. El equipo se trasladó desde el cementerio a la Cartuja, la sede de la Exposición Universal de 1992. Ésta sí se inauguró a tiempo contra todos los negros pronósticos, el 20 de abril de 1992. Paco Ortiz se llevó a algunos de los alumnos de su clase de Realización en Ceade al rodaje para que lo vivieran como una práctica. Uno de ellos nació en 2002, décimo aniversario de la Expo, y contaba que sus padres se conocieron en la Exposición.

El panteón familiar de Aníbal González es paradójicamente la única vivienda en propiedad del arquitecto que siempre vivió de alquiler. La ciudad hizo una campaña a su muerte de suscripción popular para que su familia pudiera disponer de una vivienda. Donación que recuerda la placa de una de las viviendas de la Avenida de la Palmera.

Le tocaron años convulsos de agitaciones, trienio bolchevique y tensiones entre jornaleros y latifundistas. En 1926 fue víctima de un atentado que se recrea en la película. El mismo año que un tranvía atropelló mortalmente al arquitecto barcelonés Antonio Gaudí. Habría sido el año más negro de la arquitectura española.

La arquitectura era su pasión. Se casó con Ana Gómez Millán, hija del constructor José Gómez Otero, hermana de los arquitectos José, Antonio y Aurelio Gómez Millán. Casi un siglo después de su fallecimiento, este arquitecto que murió con 52 años y dejó una obra descomunal siempre está de actualidad. La muerte de Jesús Quintero, que recorrió las cárceles de España en su programa 'Cuerda de presos', nos lleva a Aníbal González, que recién casado a modo de luna de miel recorrió con su esposa muchas prisiones españolas pensando en el primer proyecto que le encargaron, la Cárcel Celular de Sevilla. El Cerro del Águila ha celebrado su centenario como barrio y ha sacado a la titular de su cofradía. Allí tiene una calle Aníbal González, metáfora de la expansión de la ciudad, polo de atracción de gentes del campo atraídos por las obras y salarios de la Exposición.

El equipo de rodaje trabajaba al tiempo que llegaban personas para limpiar las tumbas, nichos y panteones de sus seres queridos, muy próximas las fechas de Todos los Santos y Difuntos. No sólo suena música de réquiem en el cementerio. Si uno afina el oído escucha la copla de Juanita Reina, el rock de Silvio, el flamenco de Chocolate o los boleros de Machín, aunque el hilo musical más permanente es el ruido de los aviones buscando la pista de aterrizaje. Aníbal. El arquitecto de Sevilla. Un viaje capicúa del 29 al 92, como la vida de Paquirri, del 48 al 84, que tiene un ramo de flores de esposa e hijo, la tumba más visitada del cementerio según un guarda. Capicúa como Marilyn, 26-62, que murió el mismo año que Juan Belmonte, el Juan Talavera de ese Aníbal González del toreo que fue Joselito el Gallo.

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