Alavés-Sevilla | Marcaje a Joan Jordán

El crepúsculo de los dioses en el canal 8

  • El Sevilla de Lopetegui ya es el Sevilla de Reguilón, Fernando, Diego Carlos, Ocampos... y Joan Jordán, paradigma de esa expresión colectiva que quiere el guipuzcoano de su equipo

  • Lopetegui: "Tenemos sentimiento de equipo"

Joan Jordán acaba de marcar el 0-1 de falta y Reguilón lo felicita lanzándose encima.

Joan Jordán acaba de marcar el 0-1 de falta y Reguilón lo felicita lanzándose encima. / David Aguilar / Efe

Permítase el paralelismo cinematográfico. Igual que la España de Gasol ya es la de Marc y Ricky y no la de Pau y Navarro, el Sevilla de Lopetegui ya es el de Diego Carlos, Reguilón, Fernando, Ocampos... y Joan Jordán. ¿Qué futbolista del Sevilla podría representar a ese dios que contempla desde la cima de su ajado olimpo el crepúsculo? Cada uno tendrá su candidato, pero quien mejor señala el relevo y el giro filosófico que busca Julen Lopetegui es un centrocampista que ya le ha quitado a Banega, otrora adalid intocable, incluso los saques de esquina.

El crepúsculo de los dioses se emite en el canal 8. En ese puesto clave, ese dorsal 8 siempre a la sombra del 7, del 10 o del 9, reservados para futbolistas mucho más talentosos, capacidad de desborde, toque o remate, juega en el Sevilla de hogaño, líder de Primera en la cuarta jornada, un chaval de 25 años que podría ser el mejor yerno para la suegra más exigente con su carita de buena gente, que no de tonto. Como aquel William Holden de Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950) que volvió loca a la diva del cine mudo. Aunque Joan Jordán no tiene pinta de acabar en la piscina boca abajo como aquel personaje desesperado de la mítica cinta de Wilder.

Destilando compromiso, capacidad de sacrificio, talento para darle continuidad y verticalidad al juego sin enroscarse con el balón, con sutiles toques incluso de tacón si con eso gana metros su equipo, y nunca mirándose al espejo, Joan Jordán simboliza el paradigma del futbolista idóneo para darle cohesión y empaque al bloque que tiene en su mente Lopetegui y que poco a poco va tomando forma.

"Tenemos un sentimiento de equipo que debemos seguir potenciando", dijo Lopetegui bajo el húmedo graderío de Mendizorroza, donde amenazó galerna con el chaparrón de la segunda parte, el bajón físico tras el escaso rédito del esfuerzo enorme de la primera mitad y la salida del campo de Joan Jordán poco después de que entrase en él Manu García.

Joan Jordán se atrevió a bajar de su olimpo a Banega y arrebatarle los galones de ser el tirador oficial de faltas del Sevilla. Ya lo había hecho con los golpes francos indirectos y los saques de esquina. El gol que anotó en el minuto 37 de falta terminó siendo el de la victoria y eso lo consagra como el símbolo del relevo. Lo logró con un preciso golpeo que convirtió en rauda y eficaz la comba que trazó el balón sobre la barrera hasta alojarse en la portería de un Pacheco pétreo.

Con él en el campo, el Sevilla desarrolló su mejor fútbol, pese a que le sigue costando un mundo terminar las jugadas en el área. Coordinado en la presión y el repliegue, dominador, vertical, sólido y solidario, con Joan Jordán en el campo el Sevilla fue muy superior al Alavés. Cuando se fundió, también se fundió el equipo, como si el bloque dependiese de la presencia de un individuo para no disgregarse en once individualidades. Ya sin Jordán en el campo, el Sevilla se remangó en el aguacero, aguantó y ganó, demostrando que ya no vive del 10 ni del 9, sino que es el Sevilla del 8, ese sombrío dorsal, en una alegoría de que prevalece el equipo sobre los individuos.

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