PRONÓSTICO cumplido y el Sevilla ya es semifinalista de la Copa del Rey. Con más sufrimiento del previsto, la tropa de Lopetegui entra en el bombo copero gracias a un testarazo impecable de Ocampos a centro no menos bueno de Suso cuando se había superado la hora de partido. Todo discurrió en un pulso bastante más igualado de lo que se preveía en el sorteo y, sobre todo, cuando se supo qué alineaba el Almería. Cuando se conocen las alineaciones queda claro que el Almería y el Sevilla afrontan la Copa con talantes diametralmente opuestos. Gomes, el técnico luso de los locales, debe tener la obsesión del ascenso, de ahí que ponga en liza un equipo sin nada que ver con el que tan bien circula por la Liga de Segunda. Lopetegui, en cambio, se diría que rotaciones sólo las precisas, de ahí que saque al equipo titular con la novedad del argentino Papu, que debuta así de sevillista. Y tan en serio se lo toma el Sevilla que la presión la hace casi en el área rival, lo que dificulta a los locales el salir jugando. Pero las posesiones sevillistas no se corresponden con las ocasiones, pues Fernando apenas ha de intervenir, mientras que un error de Bono está a punto de provocar un gol del Almería. Y al descanso se llega con dominio claro del Sevilla, pero con las debidas precauciones atrás y la certeza de que quien está al otro lado del río tiene peligro, bastante peligro. La segunda parte comienza con el Sevilla algo desajustado y llega la inquietud, pero sale a cancha Suso y aquellas posesiones ya se reflejan en peligro para los locales. Y así llega el gol de Ocampos de magnífico testarazo en el primer palo para que todo quede sentenciado. El Sevilla llega con todo merecimiento como primer clasificado para semifinales y ese señuelo que es la final en terreno sevillano seguro que será lo que a partir de ya tenga grabado entre ceja y ceja.