Jesús Navas-Joaquín: Viaje al corazón de los derbis

El derbi sevillano | Los capitanes

El capitán del Sevilla (35 años) y el del Betis (39) igualarán mañana el récord de 20 derbis jugados en Primera que ostenta Diego Rodríguez

Jesús Navas y Joaquín, en un Betis-Sevilla de 2006.
Jesús Navas y Joaquín, en un Betis-Sevilla de 2006. / Cristina Quicler (Afp)

Desde que los derbis son derbis, por los siglos de los siglos, siempre hubo un jugador de blanco o de rojo, también otro de verdiblanco, que tuvo el honor de portar el corazón que siempre hay que ponerle a estos duelos tan especiales. El jugador que simboliza los valores de uno y otro litigante. El que explica a los demás el significado de la rivalidad en esos vestuarios cada vez más cosmopolitas. Y resulta que en este caso, cuando asoma el derbi número 100 en Primera División, ahí es nada, los portadores de los corazones están en puertas de añadir otro récord más a su imponente colección: Jesús Navas y Joaquín Sánchez, con jugar un segundo mañana en el silente Ramón Sánchez-Pizjuán, igualarán al tinerfeño Diego Rodríguez como jugadores con más partidos de rivalidad sevillana en la máxima categoría.

Diego Rodríguez

“Son finos, tienen buena genética y se cuidan, no existe la casualidad”

El que fuera gran defensa de Betis y luego Sevilla en los ochenta y noventa se quedó en 20 derbis en Primera. Los que cumplirán también, a buen seguro, el palaciego y el portuense. Otra cifra redonda para el derbi más redondo. Jesús Navas no atraviesa por su mejor momento de la temporada, aunque el pasado martes, en Dortmund, ya empezó a parecerse más a ese lateral derecho hiperactivo, agudísimo a pesar de sus 35 primaveras, que con tanta decisión ha vuelto a la selección española que ayudó a ser campeona del mundo. Aleix Vidal corría con más frescura en los últimos partidos, pero un músculo le protestó al tarraconense en el Camp Nou la semana pasada y Navas va a ser titular ante el Betis.

Joaquín, que en julio redondea otra cifra, los 40 años, es como esos toreros de trayectorias interminables como el lomo de un miura que ya selecciona sus corridas para destapar el tarro de las esencias. Manuel Pellegrini lo mima, le da el sitio justo para armar un alboroto en San Sebastián con un par de lances definitivos o para emular al mismísimo Santillana con un testarazo manso y atinado a una escuadra, como hizo el lunes ante el Alavés. Mañana es probable que empiece en la grada, que salte a calentar y arengar en la banda y que vuelva a templar su fútbol de seda media hora, veinte minutos. Acudirá a los terrenos que le dicte su instinto y experiencia. Como una figura del toreo presto a cortarse pronto la coleta.

Palabras de leyendas

José Ramón Esnaola (16 derbis en Primera), otro miembro del santoral bético y campeón de Copa, como Joaquín, se retiró a los mismos 39 años que hoy tiene el gran capitán. “Ese año jugué todos los partidos de Liga salvo por una huelga de la AFE, que lo hicieron los juveniles. Un jugador, si se encuentra aún bien, capaz, quiere seguir, porque es un privilegiado por estar donde está. Y Joaquín se conserva muy bien, tiene un físico privilegiado, como también Jesús Navas. No son jugadores de mucho peso y se habrán cuidado”.

Pablo Blanco

“Hoy hay más herramientas para recuperarse y el jugador se cuida más”

Diego Rodríguez, ex compañero del gran portero vasco, coincide en que la morfología de ambos protagonistas los ayuda a su longevidad deportiva: “Los jugadores fibrosos y livianos como ellos suelen alargar más sus carreras. Son finos y tienen buena genética, han jugado casi todos los partidos temporada tras temporada y la casualidad no existe, se habrán cuidado mucho además”, destaca el chicharrero, que a finales de los ochenta cambió el barrio de Heliópolis por el de Nervión e incluso decidió un derbi de Liga en el Ramón Sánchez-Pizjuán con un testarazo (1-0).

Diego fue otro destacado caso de longevidad: “Estuve hasta los 38 en el Sevilla, hasta los 40 en el Albacete y hasta los 42 con el Dos Hermanas en Segunda B... Siempre me cuidé. La gente piensa que hay que cuidarse a partir de los 30 años, pero si no lo haces desde los 20, no llegas a los 35...”.

¿Y la retirada la dicta más el corazón, la falta de ilusión y estímulos, o las piernas? “Nos retiramos cuando vemos que otros nos aprietan ya demasiado. De esto no quiere retirarse nadie. Quien diga que se va porque perdió la ilusión miente, es porque no puedes”, opina el que fuera lateral y central canario, quien se rinde al ejemplo de los actuales capitanes sevillista y bético: “A sus dotes naturales se le une que se habrán cuidado, ahí están sus trayectorias, nadie les regaló nada. Hoy, además, los jugadores tienen nutricionistas, están más cuidados que en mi época y pueden alargar más sus carreras”. Y surge la cuestión de si los óptimos terrenos de juego y la menor permisividad con el juego duro cuenta: “Hombre, todo suma. Messi está más protegido que el lince ibérico...”.

Fidelidad eterna

Hablar de derbis, de entrega sin reservas a unos colores y de fidelidad extrema es hablar de Pablo Blanco (17 derbis en Primera). El hombre que vio a Jesús Navas regatear a los charcos cuando el balón le llegaba a la altura de la rótula se rinde a estos dos futbolistas. Y este mito en sevillista no es de regalar elogios gratuitos: “Son casos ejemplares, de los que deben aprender los chavales. No tienen mucho peso pero físicamente son muy resistentes, tienen una genética deportiva buenísima. También es cierto que el entorno del fútbol ha cambiado mucho y aunque se juegan más partidos que en mi época, hay muchas más herramientas para la recuperación del jugador, nutricionistas, terrenos de juego perfectos... A ello se une que el futbolista de hoy se cuida más y por eso es más longevo. Cualquier equipo tiene gente con 34, 35 años, con toda naturalidad. Mira Ibrahimovic (39 años)”.

José Ramón Esnaola

“Al volver como ídolos deben responder con más razón y lo hacen”

Joaquín Sánchez debe sumar a los 19 derbis en Primera los dos de Segunda en la temporada de su debut en la primera plantilla de la mano de Fernando Vázquez, la 2000-01. También se ha cruzado con el vecino en dos eliminatorias de Copa, pero, como Jesús Navas, era víctima del desarraigo cuando Sevilla y Betis se cruzaron en Europa, allá por la campaña 2013-14.

Volvieron los hijos pródigos para abrochar sus carreras sin parangón. Y de paso, añadir récords como John Wayne añadía muescas a la culata de su Colt. “Jesús se retirará con todas las plusmarcas del club batidas salvo la de máximo goleador”, remarca Blanco. “Y volver al club de sus corazones, en su entorno natural y con su familia, no los lleva a relajarse. Al ser ídolos están más obligados si cabe a dar ejemplo y responder como el que más. Y lo hacen”. Vaya que sí.

El propósito común de que no sea el último derbi de sus vidas

Jesús Navas y Joaquín Sánchez no guardan buenos recuerdos de sus bautismos en los derbis: el sevillista perdió en mayo de 2005 con gol de Oliveira (1-0) y el bético también cayó en noviembre de 2000, en Segunda (1-3). Sus paralelismos sólo empiezan ahí. Ambos crecieron y se hicieron futbolistas capitales en la banda derecha, también ganaron títulos y se hicieron internacionales absolutos (Navas 46 partidos, 5 goles y Joaquín, 52 partidos y 4 goles). También los dos hicieron las maletas y triunfaron fuera antes de volver para servir de referentes y portadores de los valores identitarios en el vestuario. Y adaptados en el campo a posiciones novedosas: lateral en el caso del sevillista, como ya hizo en el City, y en el caso del bético, tan pronto extremo derecho como izquierdo, mediapunta o segundo delantero. Ahora, otro reto: renovar el contrato el 30 de junio y seguir jugando derbis.

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