Sevilla FC | Centenario de Juan Arza

Juan Arza: el navarro que se subió al podio de Di Stéfano

  • Se cumplen cien años del nacimiento de Juan Arza, navarro de Estella, campeón de Liga con el Sevilla la temporada 45-46 que ganó la Copa del 48 y el Trofeo Pichichi en la 54-55

Juan Arza, en 2007, tras una de sus carreras matinales en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Juan Arza, en 2007, tras una de sus carreras matinales en el Ramón Sánchez-Pizjuán. / M. Gómez / Grupo Joly

En Sevilla es el único futbolista que ha ganado la Liga (1945-46), la Copa (1948) y el Pichichi (1954-55). El hito de Juan Arza Íñigo (12 de junio de 1923-17 de julio de 2011), de cuyo nacimiento en Estella (Navarra) se cumplen hoy cien años. Porque Unamuno, que ganó la Liga con el Betis (1935), fue Pichichi, pero con el Athletic de Bilbao y cinco años después (39-40).

Fue la década prodigiosa de un futbolista excepcional y un hombre ejemplar. Su vida me la contó una mañana de la primavera de 2002 cuando lo senté en el banco de Pamplona de la plaza de España, entre el murciano Francisco García Tortosa, traductor del Ulises de Joyce, y Cuqui Castellanos, diseñadora orensana de ropa. Cada semana acudía a la Plaza de España para compartir las vivencias de esa España de las provincias que hizo de Sevilla su ciudad. Entré por la puerta que fue portada de la Exposición del 29, donde se leen los versos de Rubén Darío ("Ínclitas razas ubérrimas…"), y subí la rampa de la torre Sur. Iba con un minuto de retraso y mientras jadeante como Phileas Fogg recorría el semicírculo diseñado por Aníbal González vi a un hombre en el tercer cuadrante de bancos que miraba el reloj, se levantaba y echaba a andar. Corrí y empecé a llamarle. Don Juan, don Juan, como en la obra de Zorrilla. Se lo pensó dos veces y retrocedió.

Conforme me contaba su vida apasionada y apasionante, la frialdad se transformó en cordialidad. El sevillista Silvio había muerto unos meses antes y pensé que tenía allí delante a un exponente de una de sus mejores canciones: sureños de Norte a Sur. Arza me confesó que en sus tiempos de entrenador (fue técnico de Celta, Cádiz, Deportivo de la Coruña, Sevilla, Bollullos y Balompédica Linense) era implacable con los futbolistas que llegaban un minuto tarde a los entrenamientos. Yo era duda para el domingo.

Campeón de pelota vasca con Pepe Luis Vázquez

Era el quinto hijo de Vicente Arza, taxista de profesión, y Estanislaa Íñigo. Antes nacieron Luis, Jesusa, Rosario, Rosita y después Segundo, el benjamín, futbolista también, que jugó en Osasuna, Jaén, Algeciras, Iliturgi, Betis en Tercera División y llegó a firmar un contrato con el Barcelona. Me contaba que su padre no tenía ni idea de fútbol y su pretensión era haberlo apuntado a la Escuela de Pelotaris de Bilbao. No se le daba mal este deporte: fue campeón de pelota vasca en Sevilla formando pareja con su amigo Pepe Luis Vázquez.

Empezó jugando en el Izarra de Estella, su localidad natal. El Alavés lo contrató por quinientas pesetas. Antes de llegar a Nervión, jugó en el Málaga hasta que lo ficha Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, marqués de Contadero, un aristócrata que da nombre a un paseo a la vera del Guadalquivir, que fue presidente del Sevilla y del Betis y una década después del fichaje de Arza fue alcalde de la ciudad.

Juan Arza estuvo 16 temporadas en el Sevilla. Una rareza en estos tiempos sólo al alcance de gladiadores del balompié como Jesús Navas. Cuando llegó a Sevilla compartió piso en Triana con Busto, el portero sevillista socio de una tienda de deportes con el bético Juan Manuel Cobo, y con Berridi. Arza también regentó una legendaria tienda de deportes en la que le echó una mano su hermano Segundo.

El apodo de 'el Niño de oro'

Se casó en la iglesia de María del Puy, patrona de Estella, con Mercedes Nopal, la madre de sus cinco hijos. De luna de miel fueron a Jaca y Toulouse. Patrick O’Connell, el irlandés con el que el Betis ganó la Liga 34-35, le puso el Niño de oro cuando entrenó al Sevilla. En la segunda década de los años cincuenta fue el único que osó meter su nombre en la vitrina de máximos goleadores dominada entonces por un pentacampeón de los goles llamado Alfredo Di Stéfano. Sólo jugó un derbi, el Sevilla-Betis (2-4) del 21 de septiembre de 1958. El equipo verdiblanco había vuelto de su travesía del desierto. Como ya era una leyenda, el Sevilla había instituido un premio Juan Arza que ese partido se lo llevó su gran amigo Luis del Sol, a quien en la misma serie periodística senté en el banco de Soria.

A Juan Arza quisieron ficharlo Madrid y Barcelona, aunque quien más empeño puso en hacerlo fue el San Lorenzo de Almagro. Sólo jugó dos partidos con la selección: en 1947 contra Irlanda, en 1952 contra Turquía. Cumplió trece años un mes antes de que estallara la guerra civil. Marcó 182 goles en 16 temporadas. Nadie ha marcado tantos, en Primera División, en la centenaria historia del club. Araujo, que marcó el gol decisivo en el campo del Barcelona que le dio la Liga al Sevilla, le sigue con 139. En 1954, un año antes del Pichichi, anotó el gol número 1.000 del Sevilla. Sólo Jesús Navas y Manolo Jiménez han disputado más partidos en Primera. El Osasuna lo tenía bien cerca, pero se le escapó de las manos. Este icono fue un semillero de sevillistas.

Luce uno de los dorsales de leyenda. Su Liga y su Pichichi, la década prodigiosa, forman parte del glorioso escaparate aumentado con la última gesta de Budapest. Sólo dos Pichichis llegaron a Sevilla, el de Arza y el de Poli Rincón.

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