Sevilla FC

El síntoma Gnagnon

  • La mejoría evidente del francés, que también han experimentado otros futbolistas del Sevilla FC, resume la capacidad de Pablo Machín de extraer rendimiento de la plantilla

Gnagnon experimentó una gran mejoría ante el Atlético.

Gnagnon experimentó una gran mejoría ante el Atlético. / Antonio Pizarro

Ya no es ninguna noticia que Pablo Machín se haya ganado el respeto de todo el sevillismo, pero la exhibición de saber competir que el Sevilla ofreció en la visita del Atlético de Simeone el pasado domingo supone una muesca más en la hoja de credenciales del entrenador castellano, gran artífice del rendimiento que está ofreciendo el proyecto pese a las carencias de la plantilla.

Pese a que el equipo nervionense vio frenada una racha de diez victorias consecutivas en el Sánchez-Pizjuán, las sensaciones que dio el Sevilla ante un grandísimo adversario como es el cuadro colchonero le dan más valor a la gestión de plantilla que Machín está llevando a cabo con el grupo que tiene en sus manos. Hace sólo unos meses, muchos sevillistas se habrían llevado las manos a la cabeza al escuchar que la defensa ante uno de los grandes iba a estar cimentada en dos jugadores con muchos detractores como Gnagnon y Carriço, pero lo cierto es que las bajas de Kjaer y Mercado, el primero por no estar al cien por cien físicamente y el segundo por sanción, no se notaron.

Y es en la evidente mejoría experimentada por el defensa francés de origen costamarfileño donde reside, a modo de síntoma más que ilustrativo, la dimensión de la capacitación del entrenador nacido en Soria. El ex jugador del Rennes, que fue la sorpresa en el once, se sacudió de un plumazo todas las dudas que se cernían sobre él firmando, de largo, su mejor partido con la camiseta del Sevilla.

Con confianza y seguridad en sí mismo, con concentración, con gran sentido de la anticipación, con descaro para pisar el balón y para irse arriba y ensayar el disparo que pudo significar el 2-1 y la victoria sevillista, Gnagnon experimentó una transformación que dejó helados a los mismos aficionados que habían tomado a chanza ese arriesgado y plástico regate que realizó pegado a la cal de la banda nada más iniciarse el encuentro con un jugador como Lemar intentando quitarle el balón.

Pero el partidazo de Gnagnon no puede quedarse en una anécdota, sino que encierra muchas cosas. En primer lugar porque ha habido muchos Gnagnones desde que empezó la temporada sevilista allá por el mes de julio. El propio Carriço, a quien muchos daban por acabado en el Sevilla; más recientemente Roque Mesa, a quien una sutil modificación en cuanto a los terrenos que debe pisar lo ha convertido en otro futbolista totalmente distinto al que decepcionó en muchos encuentros en la posición de medio de cierre, tanto junto a Banega como sin él...

También Franco Vázquez ha dado un salto más en su rendimiento, y se puede decir lo mismo de cualquier jugador de los que forman el bloque titular. Sergi Gómez se ha erigido en insustituible pese a venir a priori como un jugador de segundo plano desde el Celta; Ben Yedder también se rebeló y creció desde una situación de desventaja en pretemporada; Andre Silva es otro delantero totalmente distinto al que vieron en Italia y en el Milan se tiran de los pelos por haberlo dejado ir; el propio Kjaer ha llegado a confesar que se encuentra en su mejor momento futbolístico a pesar de que las lesiones no le permiten tener una continuidad...

Todo se puede resumir en que el modelo de Machín acaba mejorando a los jugadores uno a uno, aunque ese seguro de vida no debe tapar que la plantilla necesita refuerzos si quiere seguir peleando con los grandes. Es el síntoma Gnagnon, una muestra de la excelente dirección técnica que tiene el Sevilla en la persona de Pablo Machín y el equipo de colaboradores que trabaja junto a él.

Y es tan así de sencillo que las propias palabras del técnico valorando el cambio en el rendimiento del francés sirven de respuesta al enigma. “Lo tenemos que involucrar en el grupo porque lo vamos a necesitar, como a todos. Ha cumplido. Cuando el equipo te arropa es más fácil y ha hecho un buen partido”. Más claro el agua.

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