El derbi sevillano

Sevilla-Betis: rienda a la emoción

  • Numerosos factores inyectan aún más adrenalina al derbi y quien sepa pisar el freno tendrá mucho ganado

Imagen del último derbi sevillano, del pasado septiembre en el Benito Villamarín (1-0).

Imagen del último derbi sevillano, del pasado septiembre en el Benito Villamarín (1-0). / Antonio Pizarro

La emoción marca los pulsos de los derbis, también los sevillanos, desde que el fútbol es fútbol. Pero el que se anuncia para el inminente Sábado de Pasión redobla los pálpitos del corazón. Emoción en sus dos vertientes, porque sevillistas y béticos lo barruntan emotivo y emocionante. De una parte, la acentuada personalidad de los estrategas, Joaquín Caparrós y Quique Setién, viene adobada, además, por connotaciones especiales, que se explican desde las entrañas. De otra parte, la igualdad de fuerzas, con ambos luchando por nobles y similares causas deportivas, potencia los sabores del suculento guiso. Ya huele a derbi. Y cómo huele...

Entrenadores de culto

Joaquín Caparrós vive los derbis con un plus de energía que a veces raya el fanatismo. Y ese caudal hace capilaridad en el vestuario y la grada sevillistas. Con sus recias manos al timón, el equipo de Nervión ha disputado once derbis, los diez de las temporadas 2000-01 (Segunda División), 01-02, 03-04 y 04-05, más el de la segunda vuelta de la pasada Liga, fijado en la penúltima jornada. Y los números sonríen al utrerano: tres victorias, siete empates y una sola derrota.

Cierto es que ese único revés tuvo un enorme peso específico. Fue aquel 1-0 en el estadio Manuel Ruiz de Lopera, gol de Ricardo Oliveira, que empezó a virar el desenlace de aquella Liga 04-05, tan feliz para el Betis por esa plaza final de Champions.

Pero el empate a dos del pasado mayo en el Villamarín recompuso la figura de Caparrós en estos partidos de pelaje tan especial. El Betis ya era europeo, el Sevilla necesitaba puntuar para alentar esa posibilidad, y bajo un estadio lleno, además enardecido por el 3-5 de la primera vuelta en Nervión, Bartra hizo el 1-0 muy pronto. El carácter del entrenador fue el del equipo para remontar, aunque Loren restableció el empate final y todos contentos.

Setién, como todo el Betis, dio por buenas esas tablas porque certificaban que el vecino acabaría por debajo en la tabla. Y eso, junto al hecho de ganar un duelo con ese histórico 3-5 y no caer en el segundo, reforzó la imagen del cántabro ante la parroquia heliopolitana.

El 1-0 de la primera vuelta dio otro giro de tuerca en esa supremacía bética en los duelos de rivalidad sevillana desde que llegó Setién. Y esa medalla pesa lo suyo. El cántabro es un entrenador de culto: sus correligionarios anteponen los partidos en los que su equipo ha hecho una raya en el agua a las actuaciones en las que todo fue bien... salvo en ambas áreas, mientras sus detractores están convencidos de que con otro entrenador más terrenal, su Betis no paladearía momentos sublimes, pero tendría más puntos.Caparrós, precisamente, es un claro exponente de esa línea pragmática. Ha cerrado las costuras de su Sevilla y, si éste ataca con menos alegría, ahora le llegan muchísimo menos que con Machín. Resultado, nueve puntos de doce.

Por si a Caparrós le hiciera falta, que no le hace, la noticia de su leucemia crónica va a extremar, si cabe, la agitación de jugadores e hinchada este Sábado de Pura Pasión. Pero ojo: en los derbis, es más importante saber frenar que acelerar.

Ansias de venganza

Y eso, acelerar más de la cuenta, es fácil que ocurra en ambos protagonistas. En el caso del Sevilla, por las ansias de ajustar cuentas por lo que ha sucedido, precisamente, desde que Setién le cambió la faz al Betis para darle vuelo. Dolió muchísimo aquella manita, tuvo un sabor agridulce el empate a dos posterior en Heliópolis y también escoció mucho el 1-0 de septiembre pasado, marcado, desde la óptica sevillista, por la expulsión de Roque Mesa previa al gol de Joaquín. Caparrós más las ansias de venganza pueden fabricar un cóctel explosivo que puede quemar al propio Sevilla si el Betis juega con el pulso más templado. El ambiente será un factor a favor del Sevilla porque juega en casa, además serán apenas unos 700 los aficionados béticos, pero ese 3-5 ejercerá de contrapeso psicológico para el Betis.

De firmar tablas, nada

Muy lejos quedan ya aquellos derbis, precisamente con Caparrós, en los que el miedo a perder escribía el guion para que casi siempre, ho hubiera vencedores ni vencidos. Otro factor que eleva la temperatura del partido de este sábado será la vocación ofensiva de ambos. Porque al Sevilla no le queda otra que ganar para mantener su pulso por la Champions y arrebatarle provisionalmente la cuarta plaza al Getafe, que juega en Valladolid el día siguiente a mediodía. Además, el Valencia, tres puntos por debajo, libra también su derbi en Mestalla ante un Levante en apuros.Si el Sevilla no firma las tablas, el Betis tampoco. Primero, por el propio espíritu ofensivo que ha inculcado Setién en su tropa. Y segundo, porque en el seno del club son conscientes de que con los tres puntos de Nervión multiplicarían sus opciones de volver a Europa, incluso por la vía de la Champions, y acercarían el premio añadido de volver a ganar la Liga particular.

Para quién el balón

En el Sevilla, el equipo inicial aparece con menos incógnitas que en el Betis: si Vaclik podrá reaparecer, como sí harán Jesús Navas y Escudero en los laterales. En el Betis hay más incertidumbre. Por lo pronto, todo está pendiente del tobillo de Canales, la piedra angular sobre la que ha orbitado el juego verdiblanco esta campaña. Ha sido el mejor. El más regular.La reina del tablero de Setién. Si no está, el foco apunta a Joaquín, que de derbis sabe un rato. Tanto como Navas. Tampoco está claro si Setién será tan audaz como para mantener a Emerson en la derecha y Tello en la izquierda, o dará una pátina más defensiva con Barragán y Júnior. También Feddal aparece como opositor a esa plaza en la que Sidnei ha sido más asiduo.Jueguen los que jueguen, tanto Sevilla como Betis van a querer, al menos de boquilla, llevar la iniciativa. Los anfitriones son conscientes de que los vecinos sufren mucho sin el cuero, por mucho que no pocos de sus goles se hayan gestado al contragolpe. Los verdiblancos no se manejan con soltura en el repliegue intensivo, les falta el mismo colmillo que tampoco tienen para finalizar con pólvora todo ese fútbol de toque, tan difícil de tejer para casi todos y que ellos tejen como el que lava.No es descabellado, pues, pensar en que el Sevilla va a salir a apretar lo más arriba al Betis para forzar sus pérdidas de balón cerca de Pau, lo que ya se ha convertido en una estrategia común de los enemigos del Betis en esta Liga.Ambos van a buscar la pelota, no se van a dejar querer, y eso también va a inyectar frenesí. Como si al partido le hiciera falta más agitación. Asoma un derbi de una emoción especial. Por emotivo y por emocionante. Quien le ponga riendas a la emoción y las conduzca, seguramente, va a disfrutar de la Semana Grande de Sevilla en toda su plenitud.

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