RCD Mallorca - Sevilla FC

El amateurismo es ganar

Jorge Sampaoli, este viernes en el entrenamiento del Sevilla.

Jorge Sampaoli, este viernes en el entrenamiento del Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Se acabó el tiempo de las buenas sensaciones, el periodo de gracia por la celeridad con la que ha tenido que competir a la vez que daba los primeros pasos para implantar su idea, se acabó el buenismo, la euforia de su llegada, el querer ver una mejoría que en algunos aspectos la hubo y en otros no tanto... Al Sevilla de Sampaoli se le han acabado ya las excusas y a la tercera tiene que llegar la vencida, la primera victoria después de dos empates, uno más meritorio que otro pero cuyas consecuencias han sido caer a zona de descenso en la Liga y decir virtualemente adiós a los octavos de final de la Champions, el objetivo grabado a fuego desde que se elaboran los presupuestos para presentar a la Junta General de Accionistas.

Ya no vale que se vean "cositas". Ni cositas ni brotes verdes, sino que ese fútbol “protagónico” tiene que traducirse ya en una superioridad patente sobre los rivales, en goles en la portería contraria, en puntos y en victorias. Se acabó la etapa de las buenas sensaciones, el Sevilla necesita algo más, entre otras cosas porque tiene la obligación de salir ya del pozo en el que está y de escalar sin vacilaciones puestos en la clasificación. Y no basta eso. Sampaoli tiene la obligación –porque se le ha traído para eso– de colocar al equipo ya cerca de los puestos de arriba antes del parón por el Mundial. Lo contrario volvería a ser un fracaso, tanto suyo como de los que lo han traído como remiendo de un proyecto mal parido y peor educado.

La Previa La Previa

La Previa / Departamento Infografía

No cabe otro resultado posible para el Sevilla, pues, que un triunfo en Palma de Mallorca ante un equipo menor. Que no será fácil, también lo sabemos, pero el nivel de la plantilla debe estar por encima de eso, tanto futbolísticamente como a nivel emocional, entre otras cosas porque el periodo de toma de confianza sí se ha cumplido satisfactoriamente aunque no haya llegado aún un triunfo como respaldo potente a esos “brotes verdes”.

El entrenador argentino –que tonto no es– deja que el entorno lo califique de valiente y hasta de osado cuando en realidad lo que ha hecho es protegerse y empezar a construir su equipo desde atrás. Ha renunciando a la presión a gran intensidad y altura que planteaba Lopetegui para evitar que el equipo se estire y sufra corriendo hacia atrás y ha reforzado “cuantitativamente” el bloque defensivo. Eso lo adoba con una salida más rápida del balón y pases más verticales y largos y de momento las sensaciones han sido buenas, mejores en Alemania, eso sí.

Pero ya no queda tiempo para vueltas de reconocimiento. Llegados a este punto resulta absurdo seguir hablando de una mejora en las intenciones. Queda pasar a los hechos y, con Marcao y Nianzou, con Dolberg o con En-Nesyri, con Gudelj o Jordán, con Óliver, Isco o el Papu y con Montiel o Navas, Telles o Acuña, el Sevilla no sólo tiene que salir a ganar en Son Moix ante el equipo de Aguirre sino que está obligado a tener éxito.

No hay tiempo para regalarle los oídos a este Sevilla. El amateurismo ya es ganar. Sólo eso.

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