LLEGABA con una sobredosis de morbo la cita de hoy a la hora del almuerzo en Nervión, pero la lógica derrota del Cádiz antier en San Sebastián lo ha paliado sobremanera. Por supuesto que dicho paliativo se entiende sólo de lado local, pues el visitante, Real Club Celta de Vigo, se halla en el mismísimo brocal del pozo sólo dos puntos por encima del equipo gaditano. O sea que el interés del partido continúa latente, muy vivo.

Y llega el equipo gallego con entrenador nuevo, lo que aumenta la inquietud por esa vieja conseja futbolera de que con cambio de entrenador, victoria segura. Un dicho que nada tiene de sentencia, pues se ha quebrado tantísimas veces el mantra que son pocos los que creen en su validez. Sí es cierto que el Celta tiene menos puntos de los que se hizo acreedor por su juego, pero puntos son amores y esa carestía se ha llevado por delante a un técnico del prestigio de Rafa Benítez.

Se ha confiado la empresa a un joven de la casa y a esto aguarda un Sevilla que el lunes veía cómo en un abrir y cerrar de ojos iba del duelo al gozo para volver a la frustración de dejarse dos puntos cuando ya no había tiempo para más. Fue un empate amargo por cómo se desarrolló todo, pero insisto que mucho de ese amargor se palió con la derrota del Cádiz en Anoeta el viernes. Son seis puntos lo que al Sevilla separa del drama, pero hasta el rabo todo es toro y queda tanto...

Y un par de horas después de que finalice el pleito en Nervión saltará el Betis a la cancha vallecana para el objetivo único de ganar. Mayormente para que la Real Sociedad no se distancie en esa carrera que ambos dirimen en pos de la sexta plaza. Los antecedentes juegan a favor de los de Pellegrini, pero el fútbol es sólo presente y ese no está escrito aún. Jornada doble para el fútbol según Sevilla y necesidades de distinto rango para ambos, conque suerte y al toro.