Un marzo de alto voltaje

Sevilla-Osasuna

El Sevilla de Lopetegui está obligado a reconducir una relación rota con la afición en un mes en el que asoman rivales como Atlético, Roma y Betis.

Vaclík es baja segura en los blancos y 'Chimy' Ávila en los rojillos.

Banega, Franco Vázquez, Ocampos, Fernando, Gudelj y Sergi Gómez, ayer en la ciudad deportiva.
Banega, Franco Vázquez, Ocampos, Fernando, Gudelj y Sergi Gómez, ayer en la ciudad deportiva. / Juan Carlos Vázquez

El fútbol es así de extraño. Lo vivido el pasado jueves en el Sánchez-Pizjuán no caerá fácilmente en el olvido. El sevillismo tragó saliva y se le paró el pulso en ese intervalo de tiempo en el que el VAR y el árbitro decidieron anular el tanto del Cluj que hubiese enterrado gran parte del millonario proyecto de Monchi y Lopetegui.

Hoy, repuesta del susto, la hinchada nervionense vuelve a encontrarse otra vez con su equipo en un partido de Liga y en un escenario en el que los discípulos del entrenador vasco no ganan desde el 25 de enero, hace más de un mes. El crédito ganado en el 0-3 de Getafe ha tenido una vigencia de tres días, pero así es el fútbol, fugaz e impasible, capaz de provocar sensaciones eufóricas y mensajes apocalípticos.

No fue de la forma más ortodoxa, pero los de Lopetegui lograron meter la bola del Sevilla en los octavos de final de la Europa League y eso es lo que cuenta. Aceitunita comida, huesecito fuera, y esto es lo que importa en el día a día de este deporte que mueve pasiones y también –para qué negarlo– muchísimos millones de euros a este nivel.

Los nervionenses vuelven a la Liga con otra oportunidad para cambiar la dinámica en casa con el respaldo de su posición en la tabla, cuartos con los mismos puntos que el tercero y con un triunfo sobre un rival directo fresco por mucho que la noche ante los rumanos haya devuelto a la depresión a la afición.

Es verdad que algo no funciona bien, pero también lo es que muchos querrían estar en la situación que ahora tiene el Sevilla, así que ahora le queda a los profesionales cambiar la opinión general que el personal tiene sobre este proyecto, que tuvo que escuchar (pitos) y ver (pañuelos) la reprobación casi unánime del entorno tras el empate ante el Cluj.

La respuesta del sevillismo y ese “¡Lopetegui, dimisión!” no es ninguna tontería. Ilustra muchas cosas que sería interminable analizar. Una de ellas, la inconformidad y la exigencia en la que se ha instalado la afición; otra, que el modelo futbolístico que lidera el entrenador vasco como bandera de un proyecto de muchos millones de euros no cala entre la clientela y eso no es una cuestión baladí en este club. Para nada.

Se olvida a veces que este deporte está gestado para sufrir. Otra cosa es que el sevillismo quiera quitarle al fútbol ese punto de incertidumbre que es lo que lo hace apasionante. O que lo tenga sólo para celebrar las victorias, claro.

El problema es que han sido varios pinchazos seguidos desde la última victoria en casa ante el Granada. Alavés, Espanyol y el pasado jueves el Cluj se fueron sin hincar la rodilla en Nervión, aunque los rumanos, pese a dar el susto, se marcharon eliminados y en los otros dos encuentros el equipo de Lopetegui también se salvó por la campana de un castigo mayor, ante los vitorianos con un penalti por una de esas manos discutibles de las que esta temporada pueden denominarse “de VAR” y frente a los catalanes con un gol al final de Suso.

Inconformismo

O la exigencia del sevillismo ha subido demasiado o el modelo de Lopetegui verdaderamente no termina de calar... o las dos cosas

Mala racha

El jueves tras la cita ante el Cluj la afición estalló contra el técnico tras un mes sin ganar en el Sánchez-Pizjuán

Un nuevo tropiezo ante el Osasuna sería otra razón más de peso para los detractores de Lopetegui, a quien se le puede recriminar que no esté aprovechando la pájara de un rival que en la última década había adelantado por la derecha a los nervionenses como es el Atlético de Madrid.

Llega esa época además de la temporada en la que los esfuerzos se repiten con pocos días de descanso y las lesiones empiezan a pasar factura. La baja de Vaclík es una de las cuestiones que más preocupa al sevillismo, mucho más tras ver la respuesta de Bono ante el Cluj y el protagonismo negativo que tuvo en la jugada del gol de los rumanos que afortunadamente no subió al marcador.

Por la naturaleza de los partidos que vienen (Atlético, Roma. Betis...), lo más lógico es que Lopetegui introduzca cambios hoy, aunque nunca se sabe porque ya hemos visto que la lógica en el fútbol no siempre, o nunca, existe. Jugadores como Banega, En-Nesyri o Franco Vázquez pueden tener su momento. Sí es un alivio que en el rival no esté Chimy Ávila, aunque el verdadero problema del Sevilla es el propio Sevilla. Marzo es el mes que se llevó por delante a Machín y los de Lopetegui tienen la ocasión de que su arranque rebaje la tensión en Nervión.

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