Matías Almeyda y una explosión "por pasión y amor" que explica su forma de vivir el fútbol
El técnico, que tuvo una carrera bastante prolífica como jugador, sufrió uno de los momentos más duros del fútbol argentino
El Sevilla entrena con dos regresos y tres ausencias, una de ellas temporal
No cabe ninguna duda de que Matías Almeyda es uno de los nombres de la temporada en LaLiga. Desde su llegada al Sevilla Fútbol Club, el que fuera técnico del AEK de Atenas se ha ganado el favor de la afición y de un vestuario que cree en su idea. Su fichaje por el combinado hispalense fue una operación arriesgada por parte de la flamante dirección deportiva de Antonio Cordón, que apostó por él por encima de otros nombres como Imanol Alguacil. El extremeño, que con sus incorporaciones ha conseguido mejorar la plantilla sevillista, parece haber acertado también en la elección de un entrenador enamorado del fútbol.
Almeyda dio el salto a Europa de la mano de un Sevilla que apostó por él cuando militaba en River Plate. El centrocampista hizo carrera en Italia tras un breve paso por el club hispalense, triunfando en la Lazio antes de pasar por Parma, Inter y Brescia. Sin embargo, tras cuatro meses en la Leonessa, cortó su contrato y firmó por Quilmes, equipo en el que militó antes de colgar las botas durante casi dos temporadas. Después de un breve paso por el futbol noruego, regresó a Argentina, primero en Fénix y posteriormente volviendo a su River, con el que vivió uno de los momentos más complicados del fútbol argentino.
El vídeo que acompaña a esta noticia corresponde al Superclásico disputado entre el Millonario y Boca Junior en La Bombonera el 15 de mayo de 2011. Después de haber caído contra All Boys, los franjirrojos visitaban a su eterno rival en un encuentro que marcó, en palabras de Matías Almeyda, el principio del fin. Rozando el final del choque y perdiendo por 2-0, el centrocampista fue expulsado por una acción que terminó acarreándole una sanción por incitación a la violencia. Al abandonar el césped, el actual entrenador del Sevilla Fútbol Club se paró delante de la hinchada bostera para besarse el escudo, lo que provocó una reacción violenta por parte de la grada local. El bonaerense tuvo que ser escoltado por la policía, terminando a empujones con los agentes que lo acompañaban al túnel de vestuarios.
Ocho años después, Almeyda reconoció hacerlo: "por la pasión y amor por la camiseta que llevaba puesta". Además de alegar que River fue como un hogar para él, el técnico aseguró hacerlo al sentir "orgullo por lo que llevaba puesto, e injusticia por lo que había sido ese partido. Lo recuerdo muy bien, fue el inicio de haberse ido a la 'B'. Ese día no nos cobraron unos cuantos penales, se había cambiado el árbitro a la noche, fue todo raro. Lo que hice fue en protesta. Yo era uno de los más grandes y me daba cuenta de muchas cosas y de lo que iba sucediendo. Me hubiese encantado convertir un gol y no ser expulsado por eso". Sin duda, una historia que da a entender muchas cosas de cómo funciona la mente de un entrenador que ha revolucionado al sevillismo.
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