El Sevilla respira, por fin, en una temporada vergonzosa (1-0)

La crónica

Un gol de cabeza de Álvaro García Pascual les da el triunfo a los sevillistas ante Las Palmas y de esa manera prácticamente la salvación virtual a pesar del esperpento protagonizado por Víctor Orta, José María del Nido Carrasco y José Castro

Los aficionados, esta vez sí, pusieron de su parte para salvar a un equipo horrible y después del partido se pronunciaron cuando debían hacerlo

Las fotos del Sevilla-Las Palmas

Álvaro García Pascual celebra el gol del triunfo sevillista con Sow y Badé detrás.
Álvaro García Pascual celebra el gol del triunfo sevillista con Sow y Badé detrás. / Antonio Pizarro

Sevilla/El Sevilla le puso el punto final, virtual al menos, a un curso vergonzoso, a una verdadera ignominia de temporada para los suyos, a una enciclopedia de errores, desde la confección de la plantilla hasta el manejo de las diferentes situaciones que se han ido produciendo. Un gol de cabeza de Álvaro García Pascual, sí de un futbolista que llegó para jugar en ese carro del pescado que es el segundo filial de la entidad, sirvió para prácticamente sellar la permanencia en la máxima categoría del fútbol español ante una UD Las Palmas que era aún peor que los sevillistas.

La explosión de júbilo cuando Martínez Munuera hizo sonar su silbato tres de veces de manera consecutiva estaba justificada desde el mismo momento en el que todos los seguidores de la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión le habían visto las orejas al lobo de verdad, no por los avisos de un pastor que los engañaba. El Sevilla de Víctor Orta, José María del Nido Carrasco y todos sus asesores no lo podía confeccionar ni el peor de los enemigos de esos sevillistas y por ello era normal esa celebración, pero la realidad es que todo se producía con la cara roja, rojísima, de sonrojo.

No se ha podido hacer peor y la consecuencia de todo ha sido este esperpento final. Esta vez el Ramón Sánchez-Pizjuán sí sopló a favor de los suyos, apoyó como si estuviera el Manchester United o la Juventus enfrente en aquellas dos noches mágicas. Y nada más acabar el choque con ese 1-0 salvador se pronunció con criterio con un sentido “directiva, dimisión”. En ese momento sí era lógica esa explosión, antes, en partidos anteriores, también la afición había puesto su importante granito negativo en aquel “entre todos lo mataron y él solito se murió” con el que se titulaba alguna de las crónicas de los últimos tiempos.

El ejemplo más claro de la locura fue la manera de regalarle un cambio más a Las Palmas sin aprovecharlo a favor al pedir una sustitución más por el golpe en la cabeza y después agotar las dos ventanas y hacer cuatro en lugar de seis

Pero esto no es el análisis de una temporada, de un horror de curso, es el relato de lo sucedido en este Sevilla-Las Palmas en el que estaba en juego no sólo un descenso de categoría, también la posibilidad de una travesía por el desierto mucho más dura de lo que se barrunta, que tampoco será fácil, claro que no.

El Sevilla de Joaquín Caparrós por fin pudo disfrutar del sabor del triunfo. Lo hizo al más puro estilo del utrerano, con un gol en una jugada colgada al área que fue cabeceada por García Pascual; con interrupciones, con un total de 106 minutos contabilizados con las dos prolongaciones del acertado, y protestado, Martínez Munuera; con fricciones continuas entre los futbolistas de los dos equipos; con tánganas al final tras sacar Mata a José Ángel del campo con malas maneras por las pérdidas de tiempo… Como si Mata, por citar ese mismo ejemplo, no aplaudiera a los suyos en situaciones semejantes en sus tiempos en el Getafe…

Jaime Mata saca de mala manera del campo a José Ángel cuando éste se dolía muscularmente.
Jaime Mata saca de mala manera del campo a José Ángel cuando éste se dolía muscularmente. / Antonio Pizarro

Esto es fútbol, papá, como decía su entrenador para justificar esas artes y esta vez le tocó sufrirlo, y perderlo, a una UD Las Palmas que no podrá acusar al Sevilla por ello, mejor haría en ejercer una autocrítica por ser aún peor que esa plantilla sevillista tan mal parida por Orta, Del Nido Carrasco y compañía. Pero lo que se registró en el acta fue 1-0 y de esta manera los blancos superaban, por fin, la barrera de los 40 puntos. Ya tienen 41.

Primera mitad horrible

La primera parte del Sevilla iba a ser una tesina sobre el significado de la palabra impotencia. El equipo de Caparrós iba a ser un quiero y no puedo desde el minuto uno hasta el 48, que fue el tiempo de prolongación que concedió Martínez Munuera por algunas interrupciones.

Desde la aceleración inicial, que le iba a costar la primera tarjeta amarilla a Agoumé en el minuto 6, hasta las fases en la que la incapacidad para efectuar una presión con criterio se repetía una y otra vez. El Sevilla era sólo deseo, espíritu insuflado por su entrenador, pero al final todo se reducía a gaseosa, a perder el fuelle con celeridad y no aprovechar jamás los defectos que pudiera tener Las Palmas, que, lógicamente, también eran muchos.

Caparrós partió con José Ángel como lateral izquierdo y reforzó el centro del campo con Sow y Lokonga

En ese jeroglífico de las últimas alineaciones sevillistas sólo Lukébakio sigue jugando siempre en una misma posición, en la banda izquierda o, en su defecto, como delantero en punta. En la segunda de ellas, es evidente su incapacidad para jugar de espaldas, pero esta vez Caparrós y su cuerpo técnico lo colocaban en el extremo zurdo. Todas las soluciones excepto la que de verdad es la posición del teórico mejor futbolista de la plantilla de este Sevilla. A saber, extremo derecho, que es donde ha marcado más goles y donde les ha hecho mucho daño a los rivales durante la mayor parte de la temporada.

Tampoco vale el argumento de que ahí tiene que jugar Suso, ya que el gaditano puede moverse perfectamente por posiciones interiores y llevar a Lokonga al perfil izquierdo, aunque no sea un extremo, ni muchísimo menos. La novedad en el once era José Ángel por la banda izquierda y otra vez la apuesta por un García Pascual que se ha ganado más protagonismo del que se ha hecho merecedor por su fútbol hasta el momento.

El Sevilla tuvo algunas internadas por la banda derecha a través de Juanlu, que desbordaba con facilidad a Mika Mármol, pero sus centros jamás iban a tener un rematador claro, entre otras cosas porque García Pascual tenía muchas dificultades para descifrar el lugar en el que caerían. Lo cierto es que Las Palmas aparentaba tener más control de la situación, con Januzaj, sí Januzaj, amenazando en algunas ocasiones en una posición de enganche con la delantera.

Una vez más, quedó claro que Lukébakio aporta en la derecha y es un cero a la izquierda; en el descanso se dieron cuenta

Pero la realidad es que ni unos ni otros iban a jugar con cierto nivel. Ambos equipos iban a evidenciar que sus posiciones en la tabla clasificatoria están más que justificadas a la vista de su pobre fútbol. Es verdad que la tensión puede usarse como un eximente, pero suena más a excusa que a otra cosa.

Cambio de banda de Lukébakio

A Caparrós y sus ayudantes se les encendió la bombilla en el intermedio y por fin situaron a Lukébakio en la banda derecha. Tan difícil no debía ser y el Sevilla funcionó con mucha más coherencia y el belga hizo que los suyos crearan jugadas con más calidad para asustar, al menos, al croata Horkas.

En una de esas situaciones, Lukébakio, mucho más móvil, arrancó por el centro, fue derribado y Suso se encargó de poner la pelota en la zona caliente. Agoumé tocó de cabeza y la pelota le llegó a García Pascual para qué éste golpeara otra vez con la testa en una pelota con comba que se puso imposible para el portero de Las Palmas.

El equipo sevillista sí supo defenderse esta vez tras el 1-0 e hizo que no se jugara más al fútbol, como debía hacerlo

El Sevilla se había puesto con ventaja y esta vez sí supo defenderse con acierto. Debió marcar incluso un segundo gol en una arrancada de Antonetti desde el centro del campo con Lukébakio corriendo al lado para empujarla a puerta vacía. Pero el delantero del filial disparó de forma inocente con todo a favor.

También Las Palmas reclamó en un gol anulado a McBurnie, pero el trompicón de Marc Cardona a Nyland para impedir que éste blocara el balón pareció bastante diáfano, las repeticiones demuestran que el delantero canario ni mira el balón al ir a chocar con el portero. Martínez Munuera lo decretó como falta y el sufrimiento final, con un libre directo de Sandro Ramírez a las nubes sobre la hora, tuvo un buen epílogo.

Ese suspiro de alivio final de todo el sevillismo no puede tapar la vergüenza perpetrada por José María del Nido Carrasco, José Castro, por su papel de decorado, y Víctor Orta en toda la temporada.

El Sevilla de Caparrós conseguía su primer triunfo, sumaba su punto número 41 y si no surge una carambola increíble debe haber sellado su permanencia en la máxima categoría. Eso sí, ese suspiro de alivio final no puede tapar la vergüenza perpetrada por José María del Nido Carrasco, José Castro, por su papel de decorado, y Víctor Orta en toda la temporada. El suspenso para los tres no alcanza ni lo que decía un profesor de los que me marcó en los tiempos de aquella EGB. Don Manuel Urbán decía que ponía al alumno un 1 en un examen horrible por haber asistido a clase; estos dirigentes no merecen ni eso, un cero e incluso menos si fuera posible…

Ficha técnica

1 Sevilla FC: Nyland; Juanlu, Badé, Kike Salas (Ramón Martínez, 44'), José Ángel; Agoumé, Sow (Saúl Ñíguez, 76'), Suso, Lokonga (Gudelj, 59'), Lukébakio; y García Pascual (Antonetti, 74').

0 UD Las Palmas: Horkas; Viti (Marvin Park, 82'), Álex Suárez (Javi Muñoz, 70'), Herzog, Mika Mármol; Campaña (Manu Fuster, 70'), Bajcetic (Essugo, 51'); Sandro, Januzaj (Marc Cardona, 70'), Moleiro (Mata, 82'); y McBurnie.

Gol: 1-0 (52’) García Pascual remata de cabeza una falta de Suso que había tocado Agoumé con la testa previamente.

Árbitro: Juan Martínez Munuera (Comité Valenciano). Amonestó a Agoumé (6’), Mika Mármol (24’), Suso (55’), Juanlu (56’), Saúl (76’), Javi Muñoz (83’), Campaña (85’), en el banquillo, Marc Cardona (87’), Mata (94’), Gudelj (95’), McBurnie (95’) y Badé (102’).

Incidencias: Partido de la antepenúltima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante 37.078 espectadores, de ellos unos 350 seguidores grancanarios ubicados en la zona reservada a la afición visitante.

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