No estrecharse la mano como medida preventiva frente al contagio del coronavirus es una práctica recomendada. En el Gobierno alemán se la han tomado tan en serio que, este mismo lunes, el ministro de Interior, el socialcristiano bávaro Horst Seehofer, ha protagonizado una llamativa escena al rehuir darle un apretón de manos a la canciller Angela Merkel. La imagen se produjo en la apertura de la llamada Cumbre de la Integración, cuyo objetivo es combatir el racismo.

Merkel captó de inmediato el mensaje: dio un paso atrás entre sonrisas y luego hizo un saludo alternativo al aire, primero con una, luego con ambos manos. Detrás de ella, la comisionada de Integración, Annette Widmann-Mauz, ensayó una especie de saludo a la japonesa, con ambas manos sobre el pecho.

La propia Merkel había empezado ya el viernes a evitar esta forma de contacto físico en un acto público en Stralsund, al norte del país.

Las cámaras captaron primero su gesto disuasorio, cuando alguien se acercó a darle la mano. A continuación explicó la líder alemana que se ceñía con ello a las recomendaciones de los expertos frente al coronavirus.

El Instituto Robert Koch, competente en la materia en Alemania, ha advertido que las mascarillas no son efectivas, mientras recomienda encarecidamente lavarse bien las manos y evitar el contacto físico, incluido el apretón de manos.

En Alemania las cifras de contagio se dispararon el pasado fin de semana por encima de los 150, más del doble de los 60 que se habían confirmado hasta el viernes. El Gobierno alemán ha reforzado los controles de los pasajeros procedentes de China, Irán, Corea del Sur, Japón e Italia que ingresan en el país por vía aérea, terrestre o marítima.