El hombre con más tatuajes del mundo se elimina los tatuajes de la cara y ha quedado así

Un brasileño que llegó a tener el 95% de su piel cubierta con más de 170 tatuajes decide someterse a dolorosas sesiones láser tras su conversión religiosa

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El antes y el después
El antes y el después

El mundo de las modificaciones corporales ha presenciado uno de los cambios más sorprendentes en la historia reciente. Leandro de Souza, quien fuera reconocido mundialmente por tener el 95% de su cuerpo tatuado, ha decidido dar un giro radical a su apariencia y eliminar todos sus tatuajes. Esta decisión, tomada tras años de reflexión y un profundo cambio espiritual, está generando un intenso debate sobre la permanencia de las decisiones estéticas y las consecuencias psicológicas de las modificaciones corporales extremas.

El brasileño, que comenzó a tatuarse a los 13 años con el ambicioso proyecto de convertir su cuerpo en una obra de arte viviente, acumuló más de 170 tatuajes a lo largo de su vida. Su peculiar apariencia lo catapultó a la fama en redes sociales, donde consiguió miles de seguidores fascinados por su aspecto. Sin embargo, lo que para muchos parecía un éxito, para él se convirtió en una prisión visual de la que ahora busca escapar mediante dolorosas sesiones de láser.

"No soportaba la vida que llevaba. Me transformé en una atracción, como un animal de circo", ha confesado recientemente en sus redes sociales. Esta sensación de deshumanización lo llevó a replantearse su identidad y buscar un cambio que va mucho más allá de lo estético. Actualmente, en abril de 2025, De Souza lleva cinco sesiones de las ocho programadas en su tratamiento, realizándose cada una con intervalos de tres meses, un proceso que describe como "tres veces más doloroso que hacerse los tatuajes, incluso con anestesia".

El camino hacia la transformación personal

La decisión de eliminar sus tatuajes no fue repentina ni sencilla. Tras su conversión a la religión evangélica, De Souza sintió que necesitaba recuperar su apariencia natural como parte de su nuevo camino espiritual. Este proceso de transformación coincidió con una etapa de estabilidad laboral y aceptación social que contrastaba con su turbulento pasado. El brasileño ha compartido abiertamente que hace aproximadamente trece años, en 2012, atravesó un doloroso divorcio que lo condujo al consumo de sustancias como cocaína, LSD y éxtasis.

Los especialistas en modificaciones corporales extremas consultados por diversos medios en España señalan que los casos de arrepentimiento por tatuajes extensos están aumentando significativamente en los últimos años. El doctor Manuel Fernández, dermatólogo especializado en eliminación de tatuajes en Madrid, explica que "aunque los tatuajes se realizan con la idea de permanencia, las circunstancias vitales, profesionales y personales pueden cambiar radicalmente la percepción que tenemos sobre nuestro propio cuerpo".

El proceso de eliminación al que se está sometiendo De Souza no es un caso aislado. Según datos recientes, en España el sector de la eliminación de tatuajes ha experimentado un crecimiento del 34,5% en los últimos tres años. Las técnicas láser de última generación permiten ahora resultados que eran impensables hace una década, aunque el proceso sigue siendo doloroso, costoso y requiere múltiples sesiones espaciadas en el tiempo.

Impacto psicológico de las modificaciones corporales extremas

El caso de Leandro de Souza pone de manifiesto la compleja relación entre la identidad personal y la imagen corporal. Los psicólogos especializados en trastornos de la imagen señalan que las modificaciones corporales extremas pueden responder inicialmente a una búsqueda de individualidad o pertenencia a un grupo, pero con el tiempo pueden convertirse en una fuente de ansiedad y estigmatización social.

"Encontré algo más grande que yo mismo. Ahora predico y busco transmitir esperanza", ha declarado De Souza, cuya transformación va mucho más allá de lo físico. Su testimonio resuena con fuerza entre quienes han experimentado adicciones o modificaciones corporales extremas, recordando que "el primer paso es aceptar que no puedes hacerlo solo, que eres un adicto".

La doctora Elena Martínez, psicóloga clínica especializada en imagen corporal, explica que "en muchos casos, los tatuajes extensos pueden funcionar como una armadura emocional o una forma de comunicar un mensaje. Cuando la persona evoluciona y ese mensaje ya no representa quién es, puede surgir un profundo conflicto identitario".

Tendencias actuales en el mundo del tatuaje

El caso de De Souza coincide con un momento de inflexión en la industria del tatuaje a nivel mundial. Mientras que los tatuajes siguen siendo populares, la tendencia hacia diseños más discretos y fácilmente ocultables está ganando terreno frente a las piezas extensas y visibles. Según el Observatorio Español de Tendencias Estéticas, el 78,3% de los jóvenes entre 18 y 35 años que se tatúan en 2025 optan por diseños que pueden cubrirse con ropa convencional.

En paralelo, el mercado de la eliminación de tatuajes mediante láser está experimentando un auge sin precedentes. Las nuevas tecnologías permiten ahora eliminar tintas que antes eran resistentes al tratamiento, como los colores verde y azul. Sin embargo, los especialistas advierten que la eliminación completa de tatuajes muy extensos, como en el caso de De Souza, sigue siendo un proceso largo y complejo.

El testimonio visual del proceso de transformación de Leandro de Souza, compartido en sus redes sociales, muestra resultados sorprendentes tras las primeras cinco sesiones. Su rostro, antes completamente cubierto de tinta, comienza a revelar su piel original, algo que él describe como una "restauración de su dignidad". Este caso excepcional está siendo seguido con interés por la comunidad médica internacional, que lo considera un valioso estudio sobre los límites y posibilidades de las técnicas actuales de eliminación de tatuajes.

A medida que avanza en su proceso de transformación física y espiritual, De Souza se ha convertido en un símbolo de reinvención personal. Su historia nos recuerda que las decisiones sobre nuestro cuerpo, por permanentes que parezcan, pueden ser replanteadas cuando entran en conflicto con nuestra evolución personal. Un mensaje que resuena con especial fuerza en una sociedad cada vez más centrada en la imagen y las modificaciones corporales.

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