La fecha que marca el comienzo del ascenso de la empresa almeriense de mermeladas Lorusso y Sáez S.L. es sin duda 2015. Su participación en la Exposición Universal de Milán fue solamente la primera piedra de esta fulgurante aventura empresarial conseguida con esfuerzo, dedicación y mucho trabajo. Antes de 2015 sus fundadores ya llevaban unos años dándole forma a un proyecto hecho desde el corazón y la experiencia personal de sus componentes, que por decisión propia renunciaron a una vida profesional anterior para embarcarse en un proyecto nuevo, asumiendo los riesgos que siempre esto implica. Atrás quedaba un trabajo que nada tenía que ver con la fabricación de mermeladas.

Italia y España, países de sus cuatro socios, dos de ellos son españoles y los otros dos italianos. Isabel y Paco (hermanos almerienses con raíces en Chercos) unen su conocimiento a los italianos Biagio y Carlo. LoRUSSo es algo más que una empresa, es trasladar a un producto una manera de vivir. Isabel y Biagio decidieron casarse mucho antes de que LoRUSSo fuera un proyecto, se trasladaron a Chercos, donde Isabel tenía sus raíces familiares, y ahí junto a Paco comenzaron a darle vida a un proyecto con el que se sienten como peces en el agua porque paso a paso están consiguiendo los objetivos marcados. Carlo Taranto se incorpora al trío empresarial un poco más tarde pero está plenamente identificado con la filosofía de esta empresa almeriense.

Isabel Martínez ha encontrado en este pequeño pueblo aquello que durante años había estado buscando “nosotros aplicamos en nuestro trabajo los valores que defendemos en nuestra vida como son la sinceridad, honestidad, respeto con el medio ambiente, queremos ser justos y nos gusta que nos reconozcan por el buen hacer y la calidad. Hemos tenido peticiones de empresas importantes pero cuando las hemos conocido no nos hemos sentido identificados con sus valores y no hemos colaborado, a pesar de que el beneficio económico hubiera sido importante”.

Su filosofía de negocio pasa por utilizar productos ecológicos y conseguir unas mermeladas variadas naturales, sin conservantes, ni colorantes, con un 80% de fruta y que cuando cada persona abra uno de sus botes, viva su propia experiencia, “nos encanta cuando los clientes nos trasladan sus propias experiencias. Hay historias que nos han llegado al corazón y con vivencias como esas es cuando nos decimos: objetivo cumplido”.

Las mermeladas han recibido ya numerosos premios y siguen su expansión por el mundo. Estados Unidos, Japón, Canadá, Suecia o México, son sólo algunos de los países donde la mermelada de Chercos se ha hecho un hueco entre los consumidores más selectos “somos un producto de lujo que estamos dentro de la asociación Luxury Spain. Intentamos cuidar todo lo que sale de nuestras instalaciones al milímetro. Somos muy exigentes con nuestras mermeladas ecológicas artesanales que están hechas desde el corazón y utilizando fuentes de energía renovables”, concluye con satisfacción Isabel Martínez.