Mientras todas las televisiones autonómicas con lengua propia defienden con los medios a su alcance las lenguas locales, hace demasiados años que TVE, inexplicablemente, abandonó la buena praxis de mantener un programa dedicado al buen uso del castellano.

El modo más ameno de cautivar al espectador para este tipo de menesteres son los concursos. Los programadores de las emisoras autonómicas lo saben bien, y en sus parrillas no faltan este tipo de formatos, generalmente diarios, lo que permiten fidelidad y que se perpetúen años y años en la programación.

Justo cuando más se necesita, y cuando peor se habla en nuestro país, con un vocabulario en la calle reducido cada vez más en palabras, TVE no dispone de ninguno de estos formatos. Para ser fieles a la verdad, la única que cumple esta función es la filóloga y actriz Luna Paredes, colaboradora de La aventura del saber, que cuenta con una sección de diez minutos a las diez de la mañana. Si nos conformamos con eso, es que nos conformamos con muy poco.

En la España del “todos y todas (y todes)”, parece muy poca cosa. Los españoles, por lo general, hablan muy mal. Basta poner el oído para constatarlo. Los jóvenes de la franja de entre 15-25 años recurren en sus conversaciones orales a través de los móviles en un latiguillo atroz: “en verdad”, “en plan”. Lo repiten cada dos frases.

Por escrito, el panorama es mucho peor. Cuántas personas con estudios, y con título universitario, no saben usar correctamente los ‘porque’, ‘por que’, ‘porqué’; el dequeísmo por exceso o defecto es una pesadilla; las ‘a’ preposición con ‘h’ y los ‘ha’ verbo sin ‘h’ se repiten’. Puntuar correctamente es una proeza.

Tal vez porque fui el único concursante que en sus inicios estuvo simultáneamente en Cifras y letras, Hablando claro, Al habla y Palabra por palabra, con una mezcla de nostalgia y necesidad, reivindico el regreso de ese rincón a nuestra programación. Porque hace mucha falta. De verdad.