Los niños han dejado de ser los protagonistas de programas aptos para ellos, para pasar a serlo de la sección de sucesos de ciertos programas de televisión. Tras la autoinculpación de la ex pareja de Marta Del Castillo el pasado fin de semana, y las declaraciones de varios menores cercanos al caso en diversos espacios, el debate sobre la protección de los menores en los medios de comunicación ha quedado reabierto.
El caso más flagrante al que hemos asistido en los últimos días, ha sido el de Rocío, la actual pareja de Miguel Carcaño –presunto asesino de la joven sevillana de 17 años–. La presencia de Rocío, de 14 años, en varios platós de televisión –todos ellos en Telecinco–, ha provocado no sólo la protesta de las asociaciones de espectadores y del Defensor del Menor, sino que la Fiscalía de Sevilla ha anunciado que ha abierto de oficio unas diligencias sobre los programas de televisión que muestren a menores de edad que estén relacionados con el asunto de la presunta muerte de la joven.
Rocío fue la estrella de Rojo y negro, el programa de sucesos que presenta Nacho Abad –colaborador habitual de Ana Rosa Quintana– en Telecinco, y que el pasado domingo, 15 de febrero, alcanzó su récord histórico con el caso de Marta del Castillo. El programa registró casi un 30 por ciento de share y más de dos millones de espectadores, que fueron testigos del testimonio de la menor en la franja de late night. "Me parece terrible que una menor participe en un programa de morbo y cotilleo", señala Carmen González, adjunta al Defensor del Menor, al respecto. "Una cosa es que opine, porque no pretendemos que los menores desaparezcan de la actualidad social, pero cuando se trata de sucesos como éste, me parece tremendo" afirma.
Al día siguiente, por la mañana, El programa de Ana Rosa volvió a entrevistar a la menor, que esta vez no se encontraba en el plató. Durante las preguntas, Ana Rosa Quintana destacó la madurez de una niña de 14 años que relataba cuándo comenzó a sospechar que la persona con la que mantenía una relación –se llegó a especular que Rocío estaba embarazada– y con la que convivió, con el consentimiento paterno hasta que fue detenido, podía ser un asesino. Respecto a la tolerancia con la que se tratan desde los medios de comunicación este tipo de situaciones anormales para una menor, la adjunta al Defensor del Menor explica que "España está a la cola en la protección sexual de los niños". Aunque la legalidad española acepta las relaciones entre adultos y menores a partir de los 13 años, siempre que cuenten con la aceptación de los padres de éste último, "educativamente, es terrible" asegura González.
"Morbo y sensacionalismo"
La Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) ha mostrado esta semana su preocupación "por la forma sensacionalista y morbosa con que se ha abordado por algunos espacios la detención de los presuntos implicados en la muerte", entre los que hay un menor de 15 años, y ha denunciado que "algunos programas están generando una incitación a la movilización popular con ribetes de linchamiento". El presidente de la asociación Alejandro Perales, considera que "aunque un menor quiera salir o se lo permitan sus padres a cambio de dinero o de fama, los medios tienen la obligación de no darles acogida". De hecho, esta fama efímera que obtienen estos menores puede resultar persjudicial. Según Carmen González, "se les hace un daño terrible porque se creen importantes y compiten entre ellos para ver quién sale más en televisión" señala, al tiempo que acusa a los medios de "saltarse todos los parámetros jurídicos, éticos y educativos".
Ambas instituciones han aplaudido la iniciativa de la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, que el pasado lunes anunció que ha abierto de oficio unas diligencias sobre los espacios que a lo largo de la semana han mostrado a menores opinando sobre el caso de Marta del Castillo. En opinión de Perales, la Fiscalía de Sevilla "tiene razón" al investigar el tratamiento que los medios de comunicación están realizando de un suceso en el que hay varios menores implicados. Tanto la AUC como el Defensor del Menor coinciden en que se debe informar sobre un hecho de interés sin prescindir del punto de vista de los afectados aunque sean menores, sin embargo, consideran que "se puede hacer reduciendo el clímax de la intensidad emocional o aumentándolo. Y esto último es lo que están haciendo determinados programas".
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