2000-2005: Llegaban nuevos aires a las oficinas de Adriano...

25 AÑOS DE TOROS EN SEVILLA (I)

La Feria del fin de siglo iba a ser la última de Curro Romero en un año que marcó el inicio de las tortuosas relaciones de Morante de la Puebla con los Pagés

Comenzaba un lustro de toros y toreros y nuevos modos empresariales en la plaza de la Maestranza

Diodoro Canorea: el fin de una era en la plaza de la Maestranza

2025: un año crucial en la historia de la plaza de toros

José Tomás abrió la Puerta del Príncipe por partida doble en la Feria de Abril de 2001.
José Tomás abrió la Puerta del Príncipe por partida doble en la Feria de Abril de 2001. / Carlos Núñez/6 Toros 6

ESte 2025 no será un año más en la historia contemporánea de la plaza de toros de la Maestranza. Se han cumplido 25 de la desaparición de Diodoro Canorea, recordado empresario del coso del Baratillo que, con su muerte, cerraba una larga etapa y abría otra protagonizada inicialmente por su hijo Eduardo y su yerno Ramón Valencia Pastor que, tras la jubilación de su cuñado, quedaría como gerente único de la empresa desde 2016. Es un cuarto de siglo de toros, toreros, triunfos, fracasos, polémicas y hasta una pandemia que fundió a negro una temporada entera.

Pero el año que ya avanza, con la cocción de los carteles feriales en su punto álgido, también es el último de vigencia del actual contrato de arrendamiento de la plaza. Todo está por ver y revisar pero, llegados a este punto, merece la pena rebuscar en las notas, crónicas y la hemeroteca para darle un cumplido repaso a la cartelería maestrante en lo que llevamos de siglo. ¿Quién fue torero base? ¿Quién cumplió las expectativas levantadas? ¿En qué se parecen los carteles de hace veinticinco años a los que se presentarán en pocas semanas? Será un viaje por capítulos...

Iniciaremos este recorrido en la temporada 2000, para unos la primera del siglo XXI y para otros, la última del siglo XX pero en cualquier caso un número redondo que implicó un radical cambio de época. Iba a ser la última organizada por Diodoro Canorea, que le dio tiempo a montar los carteles antes de fallecer en la madrugada del 29 de enero de aquel año. Venían nuevos aires a Pagés.

Eduardo Canorea y Ramón Valencia tomaron el timón de la plaza en la temporada de 2000.
Eduardo Canorea y Ramón Valencia tomaron el timón de la plaza en la temporada de 2000. / Toromedia

Adiós al Faraón

Los carteles de la Feria de Abril de 2000 se presentaron el 8 de marzo. Curro Romero y Morante, con cinco tardes cada uno, resplandecían como base de un abono en el que aún tenían cabida nombres ilustres como el de Espartaco o Manzanares padre, que en aquel momento tenía previsto retirarse en San Miguel. No lo cumplió. Joselito y José Tomás, enfrascados en aquella cruzada anti televisión orquestada por Enrique Martín Arranz, quedaron excluidos de las combinaciones. Fue el año de la tremenda cornada de Morante, que rompió tantos planes y algunos sueños, incluida la exclusiva firmada con el difunto Canorea. Los triunfadores de aquel abono fueron Finito de Córdoba –sensacional con un toro de Juan Pedro y otro de Capea en abril- y Víctor Puerto, pletórico con un ejemplar de Gavira en San Miguel. Pero el ciclo otoñal iba a abrir la caja de los truenos, precipitando a la postre la retirada de Romero, protagonista junto a Morante de una espantada que iba a traer cola...

Después de la gran polémica creada, los dos artistas quisieron amortiguar el mal sabor de boca creado ante la afición sevillana actuando en un festival a beneficio de Andex pero los nuevos gestores de la plaza –los cuñados Canorea y Valencia- desestimaron el evento que finalmente se celebró en La Algaba. Iba a ser la última vez que Curro se asomara a un ruedo, anunciando su retirada esa misma noche. La marcha del Faraón de Camas, en realidad, era un paso natural ante los nuevos tiempos que se vivían en la empresa y, sobre todo, ante la dictadura del calendario. Pero aquel incidente suponía el comienzo de los desencuentros que presidirían las relaciones en los siguientes años entre los nuevos gerentes de Pagés y Morante.

Efecto Galapagar

Los carteles de 2001 fueron los primeros en más de 40 años en los que no aparecía el nombre de Curro Romero; también eran los primeros que no había trazado Diodoro Canorea después de cuatro décadas. Pero aquella temporada quedaría instalada en la historia gracias a las apabullantes actuaciones de José Tomás que incluyeron dos Puertas del Príncipe consecutivas y la grave cornada de su tercera tarde que le impidió redondear aquella Feria inolvidable.

Los carteles de 2002, desvelados un 21 de febrero, tampoco tuvieron desperdicio. Volvía a la plaza de la Maestranza, nada más y nada menos que Paco Ojeda, que finalmente sólo cumplió el compromiso del Domingo de Resurrección después de quedar por debajo de sus propias expectativas. También eran noticia las tres tardes contratadas por José Tomás y El Juli y la ausencia, no exenta de polémica, de Morante de la Puebla que seguía sin encontrar la necesaria sintonía con Canorea y Valencia después de los desencuentros del año 2000. Pero 2002, finalmente, no iba a ser un buen año de toros. Lo mejor de aquella feria lo firmó Dávila Miura, cuajando de cabo a rabo un gran toro de Torrestrella llamado Ojito con el que se llevó todos los premios del ciclo.

La Feria de Abril de 2003 se presentó en un 3 de marzo. Faltaba Jesulín de Ubrique, que había decidido reaparecer después de recuperarse del gravísimo accidente que había estado a punto de dejarle paralítico. Tampoco estaba Ortega Cano y, sí, volvía a anunciarse Morante de la Puebla aunque aquel mismo año llegaría una nueva ruptura después de romper las negociaciones para matar seis toros en octubre, empeño que se acabó llevando a Jerez. José Tomás, que había decidido retirarse el año anterior tampoco estuvo puesto en los carteles. No ha vuelto a estarlo nunca más… La feria transcurría por un camino absolutamente gris que sólo se resolvió, a punto de sonar la campana, gracias a la heroica actuación del diestro aragonés Jesús Millán con la corrida de Miura. Cortó dos orejas después de sufrir una grave fractura de peroné y resultó triunfador absoluto del ciclo.

2004 fue el año del gran triunfo de César Rincón con el toro Violinista, un Jandilla de que paseó dos trofeos. La espada privó de un premio mayor a Javier Conde en su actuación más inspirada en la plaza de la Maestranza. Pero la memoria también rescata el toreo al natural de Matías Teleja, la mejor versión del catalán Serafín Marín, algunos muletazos de Finito, una seria faena de Jesulín… No, tampoco estuvo esta vez Morante de la Puebla que se había anunciado por Resurrección en Madrid. Poco tiempo después se vería obligado a cortar. Comenzaba el infierno de su salud menta.

En 2005 conocimos los carteles un madrugador 28 de enero. Era el inicio del reinado de El Cid, que sumaba tres tardes en abril, idéntica cifra a El Juli. Fue también el año de un nuevo regreso de Morante al redil de la empresa y hasta de la coincidencia de los dos Manzanares, padre e hijo, en un mismo cartel. Pero aquel año, definitivamente, se iba a hablar del diestro de Salteras que sumó dos salidas por la Puerta del Príncipe: una en Resurrección y la otra con una gran corrida de Victorino Martín. Comenzaba su lustro prodigioso.

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