Castella y Manuel Manzanares cortan sendas orejas en Arles
El matador de toros vasco Iván Fandiño es ovacionado y el diestro sevillano Daniel Luque es silenciado en su lote
El rejoneador Manuel Manzanares y el diestro francés Sebastián Castella cortaron una oreja cada uno en el festejo celebrado ayer en la ciudad francesa de Arles, en el que Iván Fandiño hizo lo más destacado de la función en el toreo al natural a su primero.
En el balance, se lidiaron toros de Montalvo, bien presentados, bravos y nobles en conjunto pero justos de fuerzas, salvo el cuarto de lidia ordinaria y, en grado menor, el tercero. El rejoneador Manuel Manzanares, oreja. Sebastián Castella, ovación tras dos avisos y oreja tras aviso. Iván Fandiño, ovación tras dos avisos y ovación tras aviso. Daniel Luque, silencio y silencio tras aviso. La plaza tuvo dos tercios de entrada en tarde de viento frío y muy molesto.
Manuel Manzanares aprovechó la buena condición del toro de Murube que abrió plaza para lucirse en banderillas con dos quiebros medidos, piruetas y galopes a dos pistas. Mató de un rejón certero y cortó una oreja.
El primero de lidia ordinaria, bien presentado y cumplidor en el caballo, sin embargo, se paró pronto. Castella instrumentó muletazos de buen trazo y ritmo, sin poder ligar mucho por la condición del de Montalvo. Arrimón final para justificarse, sin levantar mucha emoción, y estocada trasera. Saludó desde el tercio.
El cuarto fue el más completo del lote y, a pesar del vendaval, Castella le instrumentó una faena completa, dándole distancia al principio, y acortándosela después. La estocada entera algo caída, y el aviso, no impidieron la concesión de la oreja.
Fandiño saludó al segundo con un puñado de lances acompasados, antes de medir a la perfección su calidad algo endeble. Las tres series de naturales fueron lo mejor de la tarde y, probablemente, le permitieron a Fandiño olvidarse del trago amargo de Madrid. Bien de verdad, y, de forma incomprensible, sin levantar mucho eco en los tendidos, donde el viento pareció haber congelado al personal. La estocada entera tardó en surtir efecto, la cosa se enfrió aún más, y Fandiño escuchó dos avisos, perdiendo una oreja de peso.
Siendo noble, su segundo no tuvo la misma calidad que su primero, y algo menos de fuerza. A pesar de intentarlo, Fandiño no pudo redondear su tarde.
A pesar de toparse con un lote noble pero sin mucho fuelle, Daniel Luque dejó momentos de buen toreo, tanto con el capote como con la muleta.
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