Primera novillada de promoción de Sevilla

Éxito del extremeño Juan Carlos Carballo, quien corta dos orejas

  • Corradini, un trofeo y Díaz Cruz, en blanco, con una interesante novillada de Guardiola

Con un buen ambiente y entrada -alrededor de medio aforo- comenzó ayer el Ciclo de promoción de nuevos valores 2014 en la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla con el triunfo incontestable de Juan Carlos Carballo, un novillero de 20 años, nacido en Valencia de Alcántara y que se está formando en ese maravilloso vivero que es la Escuela de Badajoz.

Juan Carlos Carballo, ambicioso, en novillero, valiente, conecta con facilidad con el público y maneja muy bien la capa, con una amplia variedad de suertes (verónicas, chicuelinas, tafalleras, gaoneras, largas...). Como contrapunto, realiza la suerte suprema pésimamente; en la mayoría de los casos a topacarnero o sin pasar. Realizó lo más brillante del festejo al buen quinto, al que recibió con una larga cambiada de rodillas junto a toriles y al que lanceó ganando terreno hasta el platillo, jugando bien los brazos a la verónica. Precioso quite por chicuelinas, que abrochó con una espontánea larga de rodillas cuando el novillo se paró. Con la muleta se la jugó en un muletazo por la espalda en los medios, del que salió volando para estrellarse contra la arena. Se levantó como un rayo y cerca de toriles toreó muy bien en tres series al natural, con ligazón y muletazos templados; una de ellas con naturales de mano baja. Con la diestra también mantuvo un buen nivel. Tras un pinchazo, se tiró en plan suicida, a topacarnero, para matar de un espadazo. Ganó dos orejas de manera merecida.

Ante el manejable y mansito segundo, también había expuesto mucho. Lo recibió con dos largas de rodillas. Lanceó con buen aire. Faena interesante, en la que se pasó de metraje y remató muy mal con los aceros; saliendo cogido sin consecuencias a cambio de varios pinchazos.

Carlos Corradini, sevillano, de la Escuela de Sevilla, intentó hacer el buen toreo. Muy apoyado por incontables partidarios, que le alentaron constantemte, contó con un buen lote. Consiguió sus mejores momentos con la muleta. Con capote y espada debe mejorar. Tardó en confiarse con el noble tercero, en una faena a más, en la que descolló una serie diestra, con ligazón y los remates con pinturería. Al buen sexto le enjaretó muletazos de buen trazo por ambos pitones y logró destellos de calidad, como algún pase del desprecio. Faltó mando y sometimiento, pero en conjunto dejó una tarjeta de presentación interesante.

El pileño Díaz Cruz, todavía muy verde y desconfiado, no dejó huella alguna. Recorrió prácticamente toda la plaza tras el manso primero, un serio torete que le desarmó en una ocasión y fue siempre a su aire. Y con el cuarto anduvo a la defensiva y pasó las de Caín a la hora de matar.

Sin duda, buen comienzo de este ciclo de promoción en el que descubrimos a Juan Carlos Carballo, un novillero al que quizá no le sobre estatura, pero al que desde luego no le falta valor.

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