Manuel Escribano corta la única oreja en una mansada

Manuel Escribano, cogido por su primer toro, que no llegó a herirle.
Manuel Escribano, cogido por su primer toro, que no llegó a herirle.
David Carrera (Efe) Santander

27 de julio 2013 - 01:00

El diestro Manuel Escribano cortó la única oreja del deslucido festejo celebrado en Santander, en el que tanto Morenito de Aranda como Alberto Aguilar estuvieron por encima de los descastados toros de Valdefresno.

Manuel Escribano cortó la única oreja en la sexta corrida de abono de la Feria de Santiago, festejo condicionado por la mansedumbre y falta de clase de los toros de Valdefresno. Esa oreja y dos faenas aseadas de Morenito de Aranda y de Alberto Aguilar son lo único de reseñable de un flojo festejo al que también se unió la lluvia.

Antes, en el toro que abrió plaza, Escribano se cobró una vuelta al ruedo que pudo haber sido más con algo más de acierto ante el único animal del envío que mostró cierta clase. Recibió a portagayola con la capa y banderilleó con soltura, aunque en la muleta debió ofrecer más ante un toro con condiciones. Faena desestructurada en la que intercambió buenos pases con otros menos lucidos. En algunos instantes se vio al sevillano por debajo de las condiciones del toro, algo que intentó camuflar al final del tercio con unas manoletinas y una buena estocada.

En el segundo, ya con el festejo venido a menos, el de Gerena intentó unas gaoneras en el prólogo y siguió la labor con banderillas acabando la suerte con un par al violín. Con la muleta estuvo voluntarioso y cuajó una faena sobre todo meritoria a tenor de las escasas aptitudes del toro, metido en tablas y sin ningún arte de embestida.

Morenito de Aranda lo intentó en su primero, toro muy suelto, al que le faltó un punto de entrega. Le recibió con la muleta por bajo para hacerse con él, acortándole las distancias en los medios. Pronto el animal huyó de esos terrenos siguiendo su querencia natural y dejando al burgalés con tan sólo dos tandas de derechazos dignas.

El quinto desarrolló las mismas artimañas en una lidia complicada y deslucida, impidiendo a Morenito ligar dos pases consecutivos. A pesar de sus nefastas condiciones el diestro de Aranda se fajó y pudo firmar una faena aseada con una buena serie de naturales. Pudo haber habido premio pero marró con la espada.

Tampoco Alberto Aguilar pudo levantar el festejo, a pesar de que lo intentara con el primero, toro manso de solemnidad al que sólo pudo ligar un par de tandas al hilo de las tablas. El madrileño mostró recursos y certificó una faena sin brillo pero honrosa, no exenta de generosidad.

Con el sexto, voluntad y oficio de Alberto Aguilar para hacerse con un toro que nunca entró a los engaños. Lo mejor, un quite por chicuelinas, antes de trazar una faena amable y generosa con cuatro derechazos buenos en el inicio. Aunque no hubo lucimiento, su saber estar con este paquete de Valdefresno mereció una oreja que perdió al fallar con los aceros.

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