La Maestranza | Vigésimo festejo del abono de la temporada en Sevilla

Rafael González triunfa con temple y oficio

  • El madrileño, ‘en novillero’, corta dos orejas y sale a hombros por la puerta de cuadrillas

  • Marcos, que dejó una grata impresión y fue herido y García Navarrete, sin suerte, de vacío

  • Difícil novillada de José Cruz

Rafael González, en la vuelta al ruedo con uno de los trofeos que consiguió anoche.

Rafael González, en la vuelta al ruedo con uno de los trofeos que consiguió anoche. / Juan Carlos Muñoz

La novillada de José Cruz, de desiguales hechuras y con muchas dificultades en su conjunto fue una prueba de fuego para los incipientes toreros. De la terna, destacó sobremanera el madrileño Rafael González quien con oficio, cabeza, serenidad, aplomo y también en novillero, toreó con un temple inusual –hasta en unas manoletinas– para un novillero. Además estuvo eficaz con la espada. Fue premiado, a ley, con una oreja de cada uno de sus novillos y salió por a hombros por la puerta de cuadrillas.

Con el altote y castaño segundo, con movilidad, se mostró variado con el capote, alternando en el recibo verónicas y gaoneras. Se echó de rodillas y alternó, con la derecha, un par de pases por la espalda y tras la tanda -en la que llevó embebido al toro tras la tela– y una fuerte ovación, sonó la música. Con la franela, derrochó temple, brillando especialmente en dos series diestras, la segunda bajando la mano. Cerró con bernadinas y tras una estocada cobró el primer trofeo.

Con el mansísimo quinto, huidizo, Rafael González se lució a la verónica. Con aplomo, lo sujetó con acierto y extrajo muletazos de excelente corte con ambas manos. Epilogó por manoletinas. Mató de estocada para recibir el segundo trofeo.

García Navarrete se las vio en primer lugar con un astado sin entrega y que en la muleta echaba la cara arriba. No tuvo opciones al lucimiento en un trasteo con bastantes enganchones.

Al cuarto le pegaron fuerte en varas. García Navarrete, que lo había recibido con buenas verónicas, estuvo voluntarioso ante un animal que se quedaba corto.

Marcos dejó una grata impresión. Recibió al segundo con una larga cambiada de rodillas y continuó lanceando de la misma guisa. El novillo se quedó debajo y le propinó una cornada en el glúteo izquierdo. El conquense continuó en el ruedo y con la muleta, en la que también comenzó su faena de hinojos, logró una serie con la diestra de muletazos suaves, destacando en los pases de pecho. Falló con la espada.

Al altote y reservón sexto lo lanceó García Navarrete. Marcos, haciendo caso omiso a la prescripción médica, salió de la enfermería tras ser operado antes que que picaran al animal, al que extrajo muletazos de buen corte por ambos pitones, descollando nuevamente algunos pectorales. Terminó en un arrimón y falló con los aceros.

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