El Cid vuelve por sus fueros con un 'victorino' de vuelta

FERIA DE SANTIAGO

El diestro de Salteras se reencontró consigo mismo cuajando de cabo a rabo al toro 'Vengativo' al que cortó las dos orejas

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Extraordinario natural de El Cid a 'Vengativo', el gran toro de Victorino Martín.
Extraordinario natural de El Cid a 'Vengativo', el gran toro de Victorino Martín. / Lances de Futuro
José Antonio Sandoval

25 de julio 2025 - 22:25

El Cid, que le cortó las dos orejas y el toro Vengativo, de Victorino Martín, marcaron el punto culminante de la Feria de Santiago de Santander en el séptimo festejo del abono, penúltimo de una feria caracterizada por la gran respuesta del público que este sábado llegará a su colofón. Pero la gran sorpresa del ciclo la iba a brindar el matador de Salteras cuajando una faena cumbre a ese extraordinario burel, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

La segunda mitad del festejo se había abierto esperanzadora con el tranquear de cara muy colocada allí abajo de este cuarto. Bajo, de lomos rectos y pitones con su curvatura engatillada que le daba su punto de seriedad. En el caballo cumplió, sin más, en la única vara recibida.

Si El Cid se extendió en el parlamento que precedió su brindis a Roca Rey, la elocuencia con muleta y espada resultó superlativa. Manuel Jesús se dirigió a los medios. La res se le arrancó desde el burladero donde trataban de sujetarle los peones y surgió el milagro del toreo grande sin necesidad de probaturas, al natural. En el terreno de los bravos. Paladeada la calidad excelsa de Vengativo en el primer asalto, lógicamente algo por las afueras, Cid se puso a torear. Con pulso lento. Con profundidad parabólica. Con el temple y el ritmo de los elegidos. Se abría hasta el infinito el toro.

El veterano maestro de las sienes plateadas giraba los talones, dejaba la muleta puesta y volvía a pulsear la bravura a más, desde las yemas de los dedos hasta la cadera zurda. Tan roto. Tan de verdad. Por la derecha continuó aquel jubileo en el día de Santiago Apóstol. A veces relajaba El Cid la figura, más erguido y desmayado, como para gozar íntimamente de aquel éxtasis. De vuelta a los naturales, el toreo seguía fluyendo lento y vibrante. Pues habitaba la emoción en el tranqueo de Vengativo. Y la duración. Todos se acordaban de Madroñito, el burel de Adolfo Martín indultado por este mismo diestro en esta misma plaza, en 2016. Que estaba un peldaño por encima. Cuando se perfiló, una gritería insinuaba la voluntad del perdón. El Cid se fue detrás de su tizona con fe de profeta. El puñetazo llegó a escucharse antes del grito gigantesco de Cuatro Caminos que, feliz, llegó a pedir tímidamente el rabo. Las dos orejas y la vuelta al ruedo al toro en el arrastre fueron el balance de una lidia cumbre.

El primero, Veneciano, empezó a deslizar sin abrirse, sin soltarse de la tela, reponiendo terreno, sin regalar nada a un Cid que lo ligó y condujo templado hasta donde iba. Un esfuerzo grande y medido con mucho eco en los graderíos abarrotados. La estocada, contraria, le obligó a echar mano del descabello. Roca Rey escuchó un total de cuatro avisos en sus dos toros. Su primero, Hebreo, aunque sin romper de salida abría surcos con el hocico en la arena. Por derechazos, el peruano le abrió los caminos en líneas rectas. Los recorrió el victorino con largura. Más noble que encastado. Tras un intento frustrado al natural, al fin se lo enroscó, ya apretándolo por abajo. Luego, la serie mejor llegó tarde. Tanto que sonó un aviso antes de entrar a matar. El segundo, tras el segundo pinchazo. Con el cronómetro al borde del tercer toque de clarín, se echó el animal tras la media estocada. Al quinto, colaborador y aprovechable, apenas logró cogerle el pulso a última hora en otro quehacer muy extenso. Le costó limpiar los muletazos al diestro peruano.

Milhebras, tercero, derivó en un tardear hasta lo desesperante, ante los cites de Jarocho sin terminar de pasar al pitón contrario. Entre estos tiempos muertos, el matador burgalés cató una embestida al paso en un derechazo y dos naturales muy cadenciosos. Fue cuando lo empapó de muleta. Eso fue todo. El hábil manejo del acero dejó las espadas en alto para el sexto. Que fue un torazo de 602 kilos y ritmo mexicano por lo lento, pero remiso a la arrancada. De uno en uno, hubo naturales muy estimables y sabrosos. Lo pinchó.

FICHA DEL FESTEJO

GANADO: Seis toros de Victorino Martín, de buena presentación salvo por la desigualdad. El primero, repetidor por el pitón derecho sin regalar nada; muy noble por ese lado el segundo; tardo y parado el tercero; súper clase y completísimo el cuarto, ‘Vengativo’, justamente premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre; aprovechable el quinto; de ritmo lento pero remiso el sexto.

MATADORES: Manuel Jesús 'El Cid': Estocada contraria, tres descabellos, saludos; estoconazo, dos orejas. Salió a hombros por la puerta grande. Roca Rey: Aviso, pinchazo hondo, pinchazo, segundo aviso, media estocada, silencio; estocada muy trasera y tendida, aviso, descabello, segundo aviso, descabello, silencio. Jarocho: Estocada algo desprendida, saludos; pinchazo, estocada caída, vuelta al ruedo.

INCIDENCIAS: Séptima de abono. Lleno de 'no hay billetes' en los tendidos.

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