Crónica de la novena corrida del abono

In crescendo el interés de la Feria

  • En una tarde más de rayos y centellas tocaron pelo Álvaro Lorenzo y Ginés Marín

  • Daniel Luque mantuvo el cartel logrado el jueves con la corrida del Parralejo

Álvaro Lorenzo toreando con la muleta al quinto toro de la tarde.

Álvaro Lorenzo toreando con la muleta al quinto toro de la tarde. / Juan Carlos Muñoz

Reaparecía el primer triunfador del ciclo y reaparecían igualmente las inclemencias, que se recrudecían a la hora del paseo. Lo peor de la tarde, la floja asistencia de público, que no acudió a la cita con el héroe de la corrida del Parralejo, así como para ver cómo se emplean en la Maestranza dos jóvenes valores como son Álvaro Lorenzo y Ginés Marín. En una Feria de carteles muy rematados, en este martes de farolillos no había prendido en la afición esta corrida, que además era con toros de Juan Pedro Domecq. No faltó, sin embargo, a la cita la lluvia. Tras un invierno y un otoño de sequía pertinaz, la lluvia ha aparecido fiel a la cita con los clarines del miedo, lo que condicionó indudablemente el juego de unos toros que se deslizaban como si en vez de moverse sobre albero lo hiciesen en una pista de hielo.

Hacía su segundo paseíllo Daniel Luque, que volvía tras su clamoroso éxito del pasado jueves con los toros de Pepe Moya. Y la acogida de Sevilla al gerenense fue cariñosa y entregada cuando lanceó a la verónica como sólo lo hacen los elegidos. Y es que Daniel y el percal no tienen secretos entre sí, se llevan estupendamente y sus lances a la verónica renovaron la fe de Sevilla en este torero. Tras un buen quite de Álvaro Lorenzo rompe a llover y tiende a torcerse la tarde. El toro va con la cara alta y los deseos de Luque se estrellan en la mala condición del toro. Muy por encima del morlaco, Daniel insiste, pero no da para nada la cosa y todo lo remata con una gran estocada. Con Fusilero, un colorao cinqueño, Luque deleita nuevamente con su toreo de capa, el toro coge a Juan Contreras lidiando y brinda a la plaza la muerte de este toro. Pero el animal se queda muy corto, insiste el torero, pero no hay nada que hacer y nuevamente mata de estocada muy determinante.

Ginés Marín dejó bellos lances de capa en el noveno festejo del abono. Ginés Marín dejó bellos lances de capa en el noveno festejo del abono.

Ginés Marín dejó bellos lances de capa en el noveno festejo del abono. / Juan Carlos Muñoz

Entraba en el ciclo el toledano Álvaro Lorenzo y muy bien que se le dio la tarde al muchacho. Unos truenos pavorosos saludan la presencia de Tinajero, otro colorao que sale suelto del caballo. Lorenzo brinda a sus dos compañeros de terna y se muestra muy solvente al natural cuando más arrecia la lluvia. El toro tiene un aprovechable pitón izquierdo, pero todo se dificulta en medio de la tormenta. Con Puntero, un toro negro de Parladé y sin lluvia ya, Álvaro Lorenzo mostró muchas de las cualidades que le tienen en lista de espera para una buena plaza en el escalafón. Brindó a la plaza, cita de lejos y pronto vamos a darnos cuenta de que estamos ante un buen toro. Le agarra bien la distancia y en una sucesión de redondos y de naturales, Lorenzo se hace con la situación y con la posibilidad de tocar pelo, algo que consigue sin que haya discusión.

Cerraba la terna Ginés Marín, uno de los toreros más prometedores del escalafón. Muy rodado desde antes de la pandemia, presente en cuantas ferias se dan en la piel de toro venía como tercer hombre de una terna con, al parecer, más futuro que presente. Su gran estilo capotero se estrella con lo más virulento del temporal y el toro no ayuda. Inconvenientes serios para los deseos del matador, que siente cómo la Maestranza silencia su labor en uno de esos espesos silencios que duelen más que una bronca, mucho más. Pero quedaba un cinqueño mulato de Parladé y ahí sí pudo el extremeño decir aquí estoy yo. Le brindó la muerte de Negado a Enrique el Trola y ya todo fue a favor de corriente. Sin probaturas, Ginés se puso a torear tras agarrar la distancia a la perfección y con mucha disposición se echó la muleta a la izquierda para poner aquello a revienta calderas. Rompió a tocar la banda y Ginés mantuvo un diálogo con el toro sin discusión alguna. Faena rotunda que firmó con un estoconazo que puso en sus manos una oreja del magnífico toro de Parladé. Una corrida interesante y que no desmereció dentro del interesante ciclo que estamos disfrutando.

Daniel Luque se entregó al público a pesar del lote y la climatología. Daniel Luque se entregó al público a pesar del lote y la climatología.

Daniel Luque se entregó al público a pesar del lote y la climatología. / Juan Carlos Muñoz

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