Una ley europea sobre transporte de ganado, última amenaza para la Fiesta
El veterinario Antonio Gómez Peinado considera que si en la próxima normativa, a punto de aprobarse, no se recogen aspectos específicos del toro bravo, "el sector taurino deberá plantar cara"
Los transportistas de ganado de lidia se encuentra entre la espada y la pared a la hora de cumplir la próxima normativa que aprobará en breve la Unión Europea y que no contempla las características específicas de manejo de las reses bravas. Si la Ley de 2005 supuso incontables problemas de adaptación, en esta ocasión se prevén articulados que serán "imposibles de cumplir", según la Mesa del Toro. Entre otros inconvenientes se encuentran la instalación de comederos y bebederos en los camiones, que supondrían un obstáculo para el toro en su viaje a la plaza, con posibles daños en su morfología, e incluso supondría que el toro dejara de comer y beber durante el transporte.
Según Antonio Gómez Peinado, uno de los veterinarios especializados en el toro bravo y avezado en este tema, "los cajones con estructuras salientes, como comederos y bebederos, han sido probados en varias ocasiones con motivo del envío de toros a plazas americanas, como Quito o Lima. En estos viajes el transporte desde la finca hasta la plaza tenía una duración mínima de 30 horas, siendo los resultados poco alentadores, puesto que los animales derrotaban, con peligro de destrozarse los pitones".
Otros articulados que afectarán gravemente al transporte del toro bravo se centrarán en la limitación de temperatura máxima en los viajes, en la regulación de las paradas y en los horarios estrictos para los embarques y desembarques. Gómez Peinado, fundador del Instituto de Genética y Reproducción Animal y profesor en la Universidad Alfonso El Sabio, explica: "Las condiciones reseñadas son conocidas por transportistas, empresarios, ganaderos y veterinarios del sector y han sido contrastadas en muchas ocasiones, no solamente con pérdidas de peso, sino también con la actividad que desarrolla el toro durante la lidia. Para ello hay que evitar paradas, tanto en los viajes largos como en los cortos, realizar los embarques a primeras horas de la mañana -la temperatura del camión es más baja y el calentamiento es menor durante el desplazamiento- y los toros tienen que bajarse del camión lo más rápido posible al llegar a la plaza de destino. En el tema de la temperatura, si exigen que un toro viaje a 22 grados y en la dehesa -la mayoría pastan en Andalucía y Extremadura-, en verano, viven a más de treinta y se embarcan con esta temperatura, llega a la plaza con un proceso neumótico. Por desgracia, eso lo hemos vivido demasiadas veces. No se dan cuenta que nosotros hemos aprendido de la experiencia".
Antonio Gómez Peinado señala: "El toro, al igual que el caballo de carreras, no debe tener el mismo transporte que el ganado manso de carne que se envía al matadero. Algunas veces se habla de bienestar animal sin meditar y se cree que el toro debe estar en un sillón, como el hombre. En esta ocasión hay que consultar a los camioneros, a los transportistas, que son los conocedores del problema. Si no se recogen aspectos específicos del toro bravo en el transporte para el toro de lidia, el sector taurino deberá plantar cara".
Según señalan representantes de todos los sectores afectados, las numerosas normas que habría que cumplir hacen inviable el transporte del toro de lidia, fundamentalmente por el menoscabo para el toro bravo y, en segundo lugar, porque se elevan notablemente los costes.
Debido a las múltiples trabas que se perfilan en la próxima Ley de Transporte del Ganado, los representantes de la Mesa del Toro, como portavoces de los Transportistas de Ganado de Lidia, han mantenido una reunión en el Congreso de los Diputados, encabezada por el parlamentario Santiago Lanzuela, para hacer entrega de un documento con las posibles soluciones que adelantamos. Todos coinciden en que si no se tienen en cuenta las características específicas del toro bravo, la nueva ley supondría un bajonazo para el sector taurino.
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