Morante y Roca Rey: de lo que todo el mundo habla...

EL REPASO

La sustitución de Cayetano en el festejo de cierre de Santander acabó evidenciando la brecha profesional que separa al peruano del rey de la campaña

El Cid vuelve por sus fueros con un 'victorino' de vuelta

El Repaso: del fado de Morante a los rumores del monte Baratillo

Morante y Roca en una imagen de archivo.
Morante y Roca en una imagen de archivo. / EFE

Era necesario enfriar el guiso; pulsar la opinión y las versiones de unos y otros; medir la trascendencia y el verdadero significado de ciertos dichos y hechos que sólo han servido, a la postre, para evidenciar los gatitos que andan sueltos en la trastienda del toreo.

Pero conviene recordar, de la manera más aséptica posible, la secuencia temporal de este culebrón que ha animado la canícula taurina en medio del paseo militar de Morante de la Puebla que ha reducido a la irrelevancia las campañas de otras figuras.

Cayetano -que no tiene sus mejores días- había esgrimido una serie de lesiones sufridas en un entrenamiento campero para justificar su ausencia, el pasado sábado, en la cabecera del cartel que cerraba la feria de Santiago de Santander en el que el menor de los Rivera Ordóñez tenía que hacer el paseíllo con Roca Rey y Juan Ortega para despachar un envío de Domingo Hernández.

Hasta ahí todo normal, incluyendo las quinielas y las componendas para cubrir el hueco que, según algunas versiones, incluyeron el preaviso del novillero mexicano Bruno Aloi que el mismo jueves se había proclamado triunfador del certamen Cénate Las Ventas. Pero todo iba a dar la vuelta después del ofrecimiento de Morante -desvelado en X por Zabala de la Serna- para sustituir gratis a Cayetano donando sus honorarios a una institución benéfica de la capital cántabra.

El órdago morantiano…

Morante se encontraba en París, siempre acompañado de su apoderado Pedro Marques, para gestionar algunos asuntos relacionados con los preparativos del monumento a Antoñete que pretende inaugurar en coincidencia con la celebración del festival que servirá para sufragarlo en la mañana del 12 de octubre en la plaza de Las Ventas, fecha en la que el genio cigarrero hará un segundo paseíllo vespertino, vestido de luces, en el mismo escenario madrileño.

A partir de ahí se iban a desatar los acontecimientos. El ofrecimiento -narró Antonio Lorca en El País- fue puesto en conocimiento de la alcaldesa de la ciudad, Gema Igual, que acogió con entusiasmo la idea. José María Garzón, el empresario, también la valoró con agrado pero el asunto tomó otros derroteros al ser puesto en conocimiento del entorno de Roca Rey que, según las distintas versiones, pidió esperar a la conclusión de la corrida del viernes -en la que él mismo actuó sin demasiada fortuna- por si arrojaba algún triunfador.

Las dos orejas cortadas por El Cid en esa corrida, devuelto a sus mejores fueros por un gran toro de Victorino Martín, iban a poner en bandeja la sustitución por la vía diplomática. El diestro de Salteras se había convertido de golpe y porrazo en el inapelable triunfador de la feria de Santiago. Roca se salía con la suya y lo hacía, aparentemente, con las cartas limpias…

El ofrecimiento de Morante quedó en agua de borrajas; también la frustrada alternativa de Bruno Aloi. La sustitución -oficializada por Lances de Futuro al alba del sábado- quedaba en manos de El Cid. Pero en la trastienda del toreo, después de conocer la estricta secuencia temporal de los hechos, se hablaba de todo…

¿Qué podía haber detrás del ofrecimiento de Morante?

Si Morante quería tener un gesto altruista con la ciudad y la sociedad Santanderina podía haberlo hecho perfectamente en su primera tarde, rascando en los honorarios del atractivo -y a la postre decepcionante- mano a mano con Juan Ortega que, como Roca Rey, hacía doblete en el ciclo santanderino.

¿Qué podía haber detrás? El editorial publicado por la web especializada Mundotoro este mismo domingo daba carta de naturaleza a otras razones que se bisbiseaban hace tiempo en las esquinas del toro… ¿Había sido un cepo para cazar el veto velado del peruano? Morante y Roca ya han compartido algunos carteles en 2025 y aún tienen algunos por compartir, siete, en lo que queda de campaña. Se habían firmado antes de que se terminara de enredar esta madeja y mucho antes de la propia epifanía morantista, renacido de sí mismo, que ha convertido cada una de sus tardes en un acontecimiento mientras otras figuras, caso del astro limeño, navegan lejos de su propia categoría y posiblemente haciéndose demasiadas preguntas.

Morante no ha toreado esa segunda tarde en Santander y posiblemente ha quedado claro que Roca Rey retiene el mando en los despachos -también en la taquilla- en una temporada en la que ha optado por rebajar el perfil de muchos de sus compañeros de cartel para mantener su cotización. Pero también se ha evidenciado que el paladín limeño no tiene demasiadas intenciones de cruzarse con Morante de la Puebla en esta extraña campaña de trono absoluto y tantos toreros amortizados. El próximo encuentro de ambos gallitos, por cierto, es en El Puerto el próximo 9 de agosto. El último está programado en Sevilla, el día de la alternativa de Javier Zulueta.

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