"El flamenco debe ser un altavoz de la actualidad"

David Palomar | Cantaor

El artista promociona el espectáculo ‘¿Qué pasaría si pasara?’, actúa con sus compañeros los días 9 y 10 de noviembre en el Teatro de los Remedios.

David Palomar, ayer, tras la presentación de '¿Qué pasaría si pasara?'
David Palomar, ayer, tras la presentación de '¿Qué pasaría si pasara?' / Víctor Rodríguez

El artista gaditano viene a Sevilla acompañado de sus compañeros Riki Rivera, El Junco y Roberto Jaén a presentar el espectáculo ¿Qué pasaría si pasara?, una actuación que lleva a los cuatro a expresar libremente su personalidad en el escenario. Palomar que tiene una trayectoria muy amplia, vuelve a Sevilla después de haber participado en edición de este año de la Bienal de Flamenco con Flamenco en la Tacita, donde compartía escenario con muchos paisanos.

-¿Por qué han elegido el Teatro de los Remedios para realizar el espectáculo?

-Nuestra manager visitó el espacio con nuestro técnico de luces y le pareció un lugar muy coqueto y entrañable. Quisimos hacerlo en el Teatro Lope de Vega pero por problemas de programación no pudo ser, aún así estamos muy contentos de que se haga aquí.

-Hábleme de su nuevo proyecto, el Espacio Creativo Flamenco David Palomar.

-Es un sueño por hacer porque, aunque ya se haya iniciado, todavía queda mucho por ver dentro del espacio. Es mi forma de agradecerle a Cádiz y a su gente todo el cariño que me han dado.

-Para un cantaor flamenco actuar en la Bienal de Sevilla es una gran responsabilidad. ¿Fue bonita la noche en Triana?

-Sí, la verdad. Fue puro disfrute. La Bienal te pone muy tenso y no debería ser así porque haces lo mismo que en otro concierto. Pero cuando te subes al escenario y ves con el cariño que te recibe la gente, la presión se va.

Si resulta que Rosalía no es de verdad y es un producto, no existirá en los próximos cinco años

-¿Flamenco se nace o se hace?

-Las dos cosas. El que nace flamenco se desarrolla aún más; va a tener la posibilidad de llegar a unos niveles más superiores. El que no ha nacido flamenco va a llegar a ser un gran profesional pero se queda ahí. Hay tres niveles para mí: el buen profesional, el que se siente artista y el que ha nacido para eso. El que ha nacido para eso y se siente artista, es un espécimen que escasea en el flamenco.

-¿Cómo es un flamenco en su casa?

-Es igual que el resto de los humanos, aunque con peculiaridades. El que se toma el cante como una profesión no es distinto a cualquier otro trabajador. El que es artista de verdad ya se levanta pensando en letras, melodías y compás. No hace las cosas al azar, pretender decir algo con las letras que se cantan y ser transgresor. Hay que intentar salir de la zona de confort, que es lo que le da miedo a la mayoría de los flamencos.

-¿Qué anécdota no ha contado nunca?

-En una actuación en Mont de Marsan, en Francia, estaba cantando por alegrías y allí se encontraban personalidades de la localidad. Las alegrías que cantaba decían Napoleón Bonaparte con sus escoltas no pasó de la playa de la Victoria y la gente empezó a reírse y el hombre que estaba en representación de la ciudad se molestó. Le terminé regalando el disco firmado para que se le pasara el enfado.

-¿Qué significa para usted el flamenco? ¿Tiene límites?

-Para mí el flamenco es un arte. Es una expresión que se ha trasladado a la guitarra, al cante y al baile. Antaño se convirtió en altavoz del pueblo, aunque en la actualidad es prácticamente un museo del flamenco antiguo. Lo que reivindico es que sea un altavoz de actualidad, como ya hicieron Manuel Gerena o El Cabrero. El flamenco tiene límites, no debería, pero los tiene. Hay un sector que prefiere un tipo de flamenco, que es el que ha consumido, y no le gusta lo que se está haciendo en la actualidad. Por ejemplo, la manera que tiene Rocío Molina de enfocar la estética del arte me parece maravillosa. Aunque lo nuevo que se hace no me gusta todo; lo respeto pero no me gusta.

-¿Cómo definiría a Rosalía? ¿Tiene cabida en el flamenco?

-Me encanta lo que hace. Es una mujer súper inteligente. No es flamenco lo que hace, es música. Pero que se sienta flamenca haciendo esa música, sí es lícito para mí. En un festival flamenco yo no metería en el cartel a Rosalía. Ha sabido captar la atención del público y eso la va a llevar a hacer grandes cosas si lo que hace es de verdad y no es un producto, que creo que es de verdad. Pero si resulta que es un producto, Rosalía no existirá en cinco años.

José Mari Manzanares reflejaría perfectamente mi forma de cantar trasladado al mundo taurino

-Según Rafael de Paula se torea a compás, como se baila y se canta, pero también como se vive o ha de vivirse. ¿Vive David Palomar así?

-Sí, mi vida está llena de ritmo. Yo pienso que el compás es imprescindible en la vida. Hay que tenerlo para todo, porque la cosas fuera de compás no quedan igual. Trasladado al flamenco, al que le falte compás cojea gravemente y no es un artista completo.

-Si su cante tuviera que reflejarse en un torero, ¿ en quién sería?

-Soy un cantaor con nervio y creo que si eso tuviera que verse representado en un torero sería con José Mari Manzanares. Tenemos una amistad muy bonita y nos tenemos un aprecio mutuo. La estética de José Mari es espectacular y tiene temple, nervio y fuego. Ha sabido llevar el toreo a otro nivel comercial y creo que sería él quien mejor reflejase mi manera de cantar.

-Como buen carnavalero, ¿Quién es su autor predilecto?

-Mi mayor debilidad es Paco Alba. Pero cuando hablamos de autores actuales no puedo quedarme con uno solo. Jesús Bienvenido le ha dado un aire muy fresco a la comparsa, es una pena que el mundo lo haya agobiado. Creo que Martínez Ares nunca se debería haber ido porque tiene una percepción del arte que es maravillosa. El que le ha cogido el molde a la comparsa es Juan Carlos Aragón, que escribe espectacular y su grupo suena de categoría. El pasodoble de Juan Carlos es de los mejores ahora mismo. También lo hace muy bien el Chapa. En cuanto a chirigotas están tomando más relevancia las de Sevilla, produciéndose así una transición en el mundo de la chirigota porque el público del Teatro Falla demanda más parodia que la típica chirigota gaditana

stats