Literatura para descubrir la ciencia

La Casa Tomada ha acogido la presentación de 'Hasta llegar al mar', de Carlos de Miguel Aguado

Se trata de una novela con tres historias paralelas en la que la ciencia como patrimonio de la humanidad es la piedra angular

Carlos de Miguel Aguado posa junto a su libro 'Hasta llegar al mar', antes de su presentación en la Casa Tomada.
Carlos de Miguel Aguado posa antes de su presentación en la Casa Tomada. / José Ángel García

Un ingeniero de la NASA que ve como su vida cambia de forma inesperada en plena carrera especial, un joven polaco preso en Auschwitz y una niña que entabla una particular amistad con un marinero. Aparentemente inconexas, estas tres historias confluyen en Hasta llegar al mar (Talentura Libros), el primer libro de Carlos de Miguel Aguado. Aunque eso el lector no lo sepa hasta el final. "Hay pequeñas pistas a lo largo del libro sobre cuáles son las conexiones entre las historias, pero son muy sutiles", asegura el autor, que este jueves presentó su libro en la librería La Casa Tomada.

El amor por la ciencia como impluso

Arquitecto de profesión y curioso de vocación, el autor se confiesa amante de la ciencia, de ahí que ese sea el tema principal durante toda la obra. "Siempre he tenido muchas inquietudes y la ciencia me ha apasionado, por eso con este libro lo que busco es arrojar un poco de luz, explicar que la ciencia tiene cosas buenas y que a través de ella vamos por el camino correcto", asegura. Este mensaje subyace a lo largo de toda la obra, dejando claro que, a pesar del mal uso o el uso egoísta que se ha hecho de la misma, la ciencia siempre debe estar al servicio de la sociedad y ser un bien común.

"La ciencia es patrimonio de la humanidad y debería ser accesible para todo el mundo", sentencia. A esa conclusión también llega el personaje central de la obra, Carl Rauschemberg, un importante ingeniero de la NASA que ve cómo la carrera aeroespacial en plena Guerra Fría lleva a rusos y estadounidenses a emplear recursos científicos en favor de un mismo objetivo de forma competitiva y no colaborativa, como debiera ser la ciencia.

Tres historias que se dan la mano

Rauschemberg tiene todo el peso de la obra, es el eje central de las tres historias paralelas siendo la que dota de acción Hasta llegar al mar. Pero, ¿de dónde nace la idea de hilar tres historias tan aparentemente inconexas? De la creatividad y la inquietud del autor, que llevaba cargado de historias dispersas un tiempo y sin saber qué hacer con ellas. Un día le empezaron a encajar y ahí fue cuando se decidió a escribirlas. "Al principio tenía la historia de Carl, el científico, y la historia de la niña, Ellie, y el marinero, tenía la parte de acción y una parte más lírica o poética. Una vez las encajé me vino la parte del prisionero de Auschwitz", afirma el autor.

Tacho Rufino, encargado de presentar el libro en la Casa Tomada.
Tacho Rufino, encargado de presentar el libro en la Casa Tomada. / José Ángel García

Realmente dura, es historia tiene como único protagonista a Jacek Vlásenko, un joven polaco prisionero en Auschwitz para el que la única pertenencia que le queda, el último rescoldo de dignidad, es su nombre. "Esta historia me costó escribirla por su dureza. Tuve que documentarme para no meter la pata y fue muy duro, pero la gente es con la historia con la que más conecta, aunque eso no sea mérito del autor, es por la propia historia", afirma. Aunque la verdadera documentación la tuvo que hacer para desarrollar la trama de la NASA. Tratados, proyectos, experimentos e incluso coordenadas. Un amplio despliegue de rigor científico que hace que el lector dude en algunas ocasiones si el autor es arquitecto en realidad o en secreto trabaja para la NASA. "Soy un astrofísico frustrado, todo ese universo me inquieta muchísimo, me resulta muy llamativo y gusta empaparme de conocimiento al respecto, pero eso no quita que la documentación no haya sido brutal", afirma el autor.

A lo largo de los tres relatos el lector se adentra en tres universos que le terminan por enganchar. Estructurados de forma original, los relatos pasan de la acción y la intriga a la ternura dejando un sabor amargo por las atrocidades que la humanidad es capaz de cometer. Pero no es hasta el final cuando el lector descubre los lazos que unen las tres historias. "En las últimas treinta páginas se desgrana de forma estructurada la conexión entre los personajes y las historias. Es mi parte favorita", comenta Carlos de Miguel. Y así Hasta llegar al mar, un lugar que siempre le ha transmitido muchas sensaciones positivas.

A favor de la divulgación científica

Reconciliado con la lectura pasada la adolescencia, Carlos de Miguel se confiesa amante del ensayo. "Como amante de la ciencia me decanto más por el ensayo que por la novela y creo que es algo que se debería de fomentar desde niños. Si desde pequeños nos enseñan a interesarnos por la ciencia de forma divulgativa seremos capaces de cuestionarnos cosas y de ser conscientes de hasta qué punto la ciencia está presente en nuestro día a día, sin que tomemos por ciencia algo que no lo es", afirma.

Escritor sólo cuando tiene algo que contar, Carlos de Miguel ha tenido inoculado el gusanillo de las letras desde pequeño. "Cuando era niño tenía algunos escritos pero no tenía las herramientas necesarias; en el caso de este libro, lo empecé a escribir sin ninguna pretensión”, comenta. Ahora, el autor asegura estar escribiendo la continuación de Hasta llegar al mar pero "a su rollo". "No es que la historia tenga un final abierto, es que da pie a que se pueda escribir más sobre sus personajes, ahondar más en ellos. Pero eso lo voy a hacer un poco a mi aire", concluye.

Con segunda parte o sin ella, Hasta llegar al mar se antoja una lectura idílica para poner en valor a la ciencia con un mensaje muy positivo y accesible tanto para entendidos en la materia como para completos desconocedores de la misma. Un libro de carácter divulgativo con tres historias que humanizan algo tan aparentemente desligado de la sociedad como es la ciencia en estado puro.

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