Tres monumentos romanos en Sevilla que podrían salir en la película de Gladiator II
Estos restos arqueológicos se conservan en buen estado y se pueden visitar en la actualidad
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El pasado 15 de noviembre se estrenaba la esperada secuela de Gladiator, una película del director Ridley Scott que hace ya 24 años se hizo con nada más y nada menos que cinco premios Oscar, entre ellos el de Mejor Película. En esta segunda parte y tal y como se esperaba, se vuelve a recrear la Antigua Roma y algunos de los escenarios que más caracterizaron a la primera producción. En esta ocasión, las localizaciones de Gladiator II se han ubicado en Marruecos, Malta y Reino Unido.
A pesar de que en España y, más concretamente, en la provincia de Sevilla quedan importantes vestigios del Imperio Romano y su pasado, estos no han sido protagonistas para la nueva producción de Scott. No obstante, han sido escenario de otras producciones como Juego de Tronos o la serie de La Peste, de Alberto Rodríguez. Algunos de estos restos de gran importancia histórica son Itálica, en Santiponce, la Necrópolis de Carmona o las ruinas de Munigua, en el término Municipal de Villanueva del Río y Minas.
La ciudad de Itálica
Itálica es el nombre que se le da a la antigua ciudad romana situada en el actual término municipal de Santiponce. Se fundó en el año 206 a. C. por Publio Cornelio Escipión y a ella iban a parar los veteranos italianos. Fue un espacio de gran importancia en la época ya que en esta ciudad nacieron los emperadores romanos Trajano (35-117 d.C) y Adriano (76-138 d.C). Ambos hicieron que la ciudad creciera y ganara relevancia. En la actualidad se conserva como yacimiento arqueológico ya que han quedado numerosos restos que ponen de manifiesto cómo fue esta ciudad y cómo se disponía la vida en ella. Entre estos restos destacan su impresionante anfiteatro o sus mosaicos.
Necrópolis de Carmona
El descubrimiento de la Necrópolis de Carmona y el Anfiteatro sucedió de forma fortuita a finales del siglo XIX, gracias a la iniciativa de Juan Fernández López y del arqueólogo inglés Jorge Bonsor, quien supuestamente daría nombre al dulce más típico de este pueblo: la torta inglesa.
La Necrópolis se data, aproximadamente, del siglo I y era el lugar en el que se enterraba a las personas en la época, precedidos de un ritual de despedida. El enterramiento más frecuente entonces era la incineración y para ello usaban unos quemaderos excavados en la roca donde se colocaba la pira. En ocasiones, estos quemaderos se utilizaban también como enterramientos, depositando las cenizas en la fosa, que se cubría con sillares o ladrillos. Una vez cubiertos, se colocaba una estela para indicar el lugar y el nombre del difunto.
Ruinas de Munigua
En el término municipal de Villanueva del Río y Minas se encuentra el yacimiento arqueológico Mulva Munigua, declarado Bien de Interés Cultural. Los orígenes de este conjunto arqueológico se remontan al siglo IV a. C., aunque la ciudad que queda en este espacio y cuyos restos se pueden visitar en la actualidad datan del siglo I a III d. C.
Munigua era probablemente el mayor productor de hierro de toda la Bética romana y durante siglo y medio fue el centro político, administrativo y religioso en la Vega del Guadalquivir y de las primeras estribaciones de la Sierra Morena.
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