Una plaza con una veintena de dueños

mercados de sevilla

A diferencia de otros mercados sevillanos, los tenderos de Marqués de Pickman son los propietarios del inmueble a raíz de una donación del marqués de Nervión.

Cristina Díaz

23 de junio 2014 - 01:00

A 130 metros de la Gran Plaza, en la avenida Marqués de Pickman, se levanta un moderno edificio de reciente construcción que más parece una finca de oficinas que una tradicional plaza de abastos. El Mercado de Nervión data de 1954, pero fue declarado en ruinas a finales de los 90. "La imagen era penosa. Había muchísimas goteras, la pintura de las paredes se caía y había partes derrumbadas", recuerda Manuel Requejo, placero de Nervión y especialista en la elaboración de bacalao.

Fueron los propios comerciantes, propietarios del edificio gracias a la donación que les hizo el marqués de Nervión, los que pagaron todas las obras de remodelación, más de dos millones de euros. Para poder asumir esta cantidad, sobre el mercado se construyeron oficinas, así como plazas de garaje, que posteriormente pusieron a la venta. Las obras duraron seis años, tiempo que los placeros permanecieron en un edificio provisional en la Ronda del Tamarguillo hasta que en la primavera de 2007 el nuevo mercado abrió sus puertas.

Con el color naranja como elemento unificador, la plaza ofrece una imagen moderna y limpia. En total hay 23 puestos, uno por cada propietario, todos de negocios tradicionales (como charcuterías, fruterías, pescadería, carnicería y recova), además de una panadería y una tienda de comida casera. Y, con la idea de captar más clientes, la comunidad de propietarios invirtió para que todos los locales tuvieran conexión a internet y así poder ofrecer un servicio de venta a través de la red y de reparto a domicilio. Pero llegó la crisis económica: "Entre todos hicimos una importante inversión en el mercado, pero nada más reabrir llegó la crisis, y no hemos podido amortizar ni aprovechar todas las mejoras que hicimos", señala Manuel Requejo tras un mostrador repleto de los más diversos quesos y piezas de bacalao salado procedente de las Islas Feroe y elaboradas por él mismo.

Éste es uno de los motivos por el que Rafael Ordóñez desea jubilarse. El carnicero lleva más de 40 años trabajando en el mercado de Nervión, al que acuden no solamente vecinos de la zona, sino también del barrio de Santa Clara y de Sevilla Este. "Las ventas han caído muchísimo en los últimos años. Además, no paran de surgir nuevos supermercados y locales comerciales en la zona. Éstos son nuestra ruina". Una opinión que queda argumentada si se tiene en cuenta que sólo en la misma calle de la plaza de abastos hay una frutería y un supermercado que se caracteriza por sus bajos precios.

Ordóñez sólo desea ahora descansar al sol y viajar a Alemania, donde vive uno de sus hijos. Sin embargo, no le está resultando fácil vender su puesto: "Me llegan ofertas, pero no me convencen, algunas son bastante irrisorias".

Más de 30 años lleva también trabajando en este mercado Pedro Mora, en un negocio que antes dirigió su padre y también su abuelo. El frutero, que comenzó a los 14 años, recuerda cómo de joven viajaba hasta Chipiona para conseguir frutas de primera calidad e incluso su familia tenía una huerta en la Ronda del Tamarguillo. "La imagen ahora es bastante penosa. No tiene nada que ver. Hasta hace algunos años, conmigo trabajaban dos personas. Ahora estoy sólo yo".

Aunque Mora asegura mantenerse gracias a su clientela fija y a su acuerdo de colaboración con varios restaurantes de la zona, este comerciante es un fiel defensor de la ampliación del horario del mercado de abastos: "Siempre he luchado para abrir por las tardes, pero algunos tenderos, como los pescaderos y los carniceros -que tratan con productos frescos- no quieren; y no merece la pena abrir sólo", apunta Mora. "Además, haría falta una fuerte campaña para concienciar al público de la posibilidad de venir a comprar por la tarde".

De manera paralela, estos tenderos también echan en falta la ayuda de la Administración pública para salir a flote, en especial de la local: "¿Apoyo?, cero. No tenemos ningún tipo de respaldo por parte del Ayuntamiento de Sevilla, aunque bien que nos cobra las tasas de prestación de servicios de mantenimiento, algo que en realidad no ofrece", se queja Víctor Vera, presidente de la Comunidad de Propietarios del Mercado de Nervión. Dueño de un puesto de recova desde 2007, el empresario hace hincapié en la falta de iniciativas y ayudas públicas para incentivar e impulsar el mercado, ya que "mucha gente joven ni siquiera sabe de su existencia".

Vera también alude a la "actitud de acoso y derribo" que ejerce la Policía Local sobre los comerciantes de la plaza de abastos que aparcan en las inmediaciones del edificio: "El Ayuntamiento se está cargando la avenida Marqués de Pickman, igual que hizo con Luis Montoto. Está dejando a los vecinos sin aparcamientos y la Policía multa sin piedad a los comerciantes que aparcan en las zonas de carga y descarga en la misma puerta del mercado. Es un despropósito".

Aunque a sólo un kilómetro de distancia se encuentra el mercado de Las Palmeritas, Víctor Vera asegura que existe población suficiente en las calles de Nervión, Ciudad Jardín y la Gran Plaza para ambos mercados de abastos: "La verdadera competencia son los supermercados y las grandes superficies comerciales". No obstante, el tendero reconoce que él está aquí por vocación y que, a pesar de las vicisitud actuales, su sueño es jubilarse aquí, entre las frutas de Chipiona de Pedro Mora y el queso Payoyo de Requejo.

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