Muchas veces desde fuera parece sencillo adaptarse a las diversas situaciones con las que a un equipo de fútbol le viene un partido. El terreno de juego, con unas dimensiones reducidas, la dureza de un rival que se intuye eliminado, pero no quiere verse avasallado en su estadio... El Sevilla supo gestionar en tierras burgalesas cada una de las espinas que este trámite copero podían clavarse en las manos de quien necesita el último estirón para agarrar las semifinales. Los de Emery pusieron ritmo, un paso firme y no se arrugaron, y con eso les bastó para contener a un Mirandés que se empleó con mucho contacto en las disputas y que cedió pronto.

DEFENSA 

Es cierto que el gol tan madrugador amortiguó todo el empuje que el cuadro castellano tenía preparado. El centro del campo, dando siempre un paso adelante y con la anticipación en el robo como principal arma, metió ritmo a un partido en el que había que evitar que el Mirandés pisase campo contrario y colgase balones en busca de la segunda jugada. Prácticamente eso fue suficiente para tener el pleito controlado en el plano defensivo. 

David Soria jamás -o casi nunca- se vio en aprietos, los centrales se emplearon con solvencia en el poco trabajo que les llegó y los laterales nunca fueron desbordados, más bien al revés, sobre todo en la derecha. 

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Ataque

Por las condiciones de Anduva, no había amplitud de campo como para hacer un juego primososo. Aun así, N'Zonzi trató siempre de jugar por fuera y desahogar inmediatamente después de ese empuje de la columna vertebral. Fruto de ese querer someter al rival metiéndolo en su área con la agresividad de los medios centro llegó muy pronto el penalti a Cristóforo (ilustrativa la posición del uruguayo, dentro del área).

Con el respaldo del 0-1 y el Mirandés ya anestesiado, la calidad debía aflorar. Así, si en la primera mitad apareció un Konoplyanka esta vez comprometido, en la segunda fue Vitolo el que se creció para tirar de verdad del equipo hacia arriba. Antes del descanso, a Juan Muñoz le faltó campo para completar su generoso trabajo, ese ir constantemente a las bandas para descongestionar. Se le quedaba pequeño Anduva al utrerano, que más tarde iba a encontrar los desmarques gracias a la raza de Vitolo en ese acarrear balones. El canario apareció por todos lados, sin respeto a las patadas de los locales y como si tuviera órdenes de vaciarse.

Luego, con Llorente en el campo, la fisonomía del ataque cambió algo, aunque el riojano estuvo fallón. Kakuta metió mucho más ritmo (incluso en la recuperación) y Coke entró mucho más.

Virtudes

No cogerle asco a un partido con todos los condicionantes para haberlo hecho, sobre todo cuando el Mirandés endureció el juego. Entonces aceleró el Sevilla incluso.

Talón de aquiles

Llorente. No está en lo que está.

UNO POR UNO

David Soria Aplomo y seguridad. Sus blocajes son muy elegantes y efectivos.

Coke De los que más ritmo metió y contagió. Insistió por su banda hasta que halló premio.

Rami Solvente, día cómodo.

Carriço Emery se permitió ahorrarle diez minutos largos.

Escudero Seguro y listo. Dejó a Konoplyanka que se luciera. 

Cristóforo Una de las claves para que todo fuera sencillo. Dio cuatro pasos adelante para encerrar al Mirandés. 

N'Zonzi Trató de abrir el campo con estilo y empaque.

Vitolo El más decidido. Apareció por todos sitios y no paró pese a recibir bastante estopa. Dio un gol y fue el mejor. 

Iborra Acertó en el penalti y luego hizo bien su trabajo.

Konoplyanka Esperanzadora primera mitad. Comprometido y vertical, aunque con un rival...

Juan Muñoz Un día feliz. Estreno goleador. Al principio el campo se le quedaba chico.

Llorente Decepcionante. Falló dos goles claros y perdió balones.

Kakuta Aire fresco. Ligero en la presión, sacó un gran centro. 

Kolodziejczak Testimonial.