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Historia de los campos magnéticos

  • Christina Rosenvinge y Alejandro Simón Partal intercambian energías en 'Antagonista', el espectáculo que visita el jueves el Teatro Quintero y en el que se cruzan los registros de la música y la poesíal 'Antagonista'. Christina Rosenvinge & Alejandro Simón. Teatro Quintero, este jueves a las 21:30. Entrada anticipada a 12 euros; 15 en taquilla.

Cuando la cantante Christina Rosenvinge decidió acompañar al poeta Alejandro Simón Partal en la presentación del segundo libro de éste, Nódulo noir, en la localidad natal del autor, Estepona, no sospechaba que aquel primer diálogo entre disciplinas que ambos concibieron desde la improvisación y la incertidumbre iba a ser el embrión de una propuesta escénica más trabajada. Antagonista, el espectáculo que presentan el jueves en el Teatro Quintero, se plantea como la evolución de ese intercambio de sensibilidades afines dispuestas a indagar en los parentescos entre poesía y música: tanto Rosenvinge como Simón ya se sienten más cómodos para adentrarse sin temor en el mundo del otro. "Ya nos permitimos el lujo de hacernos pequeños homenajes. Para mí es un gustazo oír en la voz de Alejandro mis estribillos", comenta la intérprete.

Nadie diría que Rosenvinge, que en los últimos años parece haber alcanzado la plenitud con discos tan celebrados como Tu labio superior y La joven Dolores, precisa nuevos estímulos para seguir adelante, pero se expresa con la ilusión de quien ha encontrado un camino por el que le emociona continuar. En Antagonista, de hecho,presentará algunas composiciones inéditas que ha terminado provista de esas energías que fluyen a su alrededor últimamente."La cita me está obligando a cerrar canciones que estaba empezando a escribir y que se están contaminando de todo esto. Esta experiencia es como un laboratorio", asegura.

Se entiende que Rosenvinge y Simón hayan congeniado: a pesar de las diferentes procedencias, los dos intentan escapar de lo previsible y no sienten temor a reinventarse. Tanto en El guiño de la chatarra como en Nódulo noir, los dos libros que ha publicado en Renacimiento, el malagueño emprendía desde un logrado imaginario un viaje a los abismos del ejercicio de vivir, pero esta vez la perspectiva promete ser distinta. "Los poemas que estoy escribiendo ahora son más vitales, algo más optimistas, que lo anterior que había hecho", afirma un autor que había destilado una singular forma de belleza de asuntos en apariencia poco amables. "Mi idea de seguir escribiendo es coger caminos distintos, no repetirme, pasar por sitios que en unos casos son más luminosos y en otros menos. Evidentemente me sigo reconociendo en los poemas, pero lo hago de otra forma". La madrileña tampoco se muestra proclive a la aspereza y sus creaciones dejan en el oyente un poso de esperanza. "La verdad es que no me permito ser derrotista en las canciones, supongo que porque componer es una forma de terapia. Desde puntos de vistas más oscuros o irónicos, lo que hago últimamente habla de supervivencia", reconoce la cantautora.

A Rosenvinge, que lleva en activo desde los 80, le asombró que Simón "hubiese hecho todo su camino en tan poco tiempo, que siendo tan joven sin embargo fuera tan inteligente. Me sorprendían su experiencia, su lucidez, y que eso no impidiera que todo en su obra sonara tan fresco, que tuviera ese derroche de imágenes, de talento, en todos sus poemas". Simón le devuelve el cumplido: sólo hay que escuchar algunas de las canciones firmadas por ella para comprender su interés por la literatura. "Hay mucha gente a la que en este país le costaría reconocerlo, pero hay letras suyas que son más poéticas que muchos textos. A mí me resulta curioso que usando registros distintos a la poesía se acerque tanto, y me encanta el preciosismo que hay en su obra, es muy estimulante".

Rosenvinge fue quien redactó el prólogo de Nódulo noir, pero su implicación en un poemario no chirriaba: es una presencia habitual en citas relacionadas con la palabra como Cosmopoética o el Festival de Perfopoesía de Sevilla, y admite que encuentra su inspiración en versos ajenos. "Leo mucha más poesía que letras de canciones. En la música hay unas cuantas personas maravillosas que escriben increíblemente bien, pero por lo general quienes hacen las letras se suelen entregar a una serie de clichés que se repiten hasta el infinito, y además en un lenguaje muy poco innovador. Las mejores letras suelen venir de gente que también tiene inquietudes literarias. La poesía es una fuente inagotable para robar ideas", bromea la intérprete, que se siente deudora de "una serie de poetas de cabecera que a lo largo de mi carrera me han servido de pista para mi trabajo".

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