Un tributo a la escuela bolera

A través de tres generaciones de varones, los Pericet han conservado "en todo su rigor" la escuela bolera sevillana A ellos rinde homenaje Marta Carrasco en un libro editado por la Junta

Charo Ramos Sevilla

28 de abril 2014 - 05:00

El amor de la periodista y crítica de danza Marta Carrasco por la escuela bolera y los bailes andaluces nació, cuando era aún pequeña, gracias a su madre, que fue alumna de los maestros sevillanos Otero y Realito. "Muchos años después, en 1984, conocí a Pastora Martos, una bailarina que dirigía ya retirada una revista de danza en Barcelona. Ella me animó a escribir, y de ahí llegar a los Pericet fue algo casi natural. En 1992, cuando Roger Salas organizó un seminario sobre la Escuela Bolera en Madrid, presenté una ponencia sobre esta saga sevillana, y ahí ya se fijó mi amor por esta danza".

Carrasco es la autora de La escuela bolera sevillana: la familia Pericet, libro editado por el Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, que se presenta mañana (13:00) en el Conservatorio de Danza, en la Avenida de la Palmera. En él analiza a una estirpe que desde el siglo XIX y hasta hoy ha conservado "en todo su rigor" la escuela bolera sevillana. "Y lo ha hecho a través de tres generaciones de varones, algo insólito en el mundo de la danza. Ellos han sido además maestros de grandes bailarines españoles en distintas épocas, como Enrique el Cojo y Rosario y Antonio, por ejemplo, y han conservado las coreografías de las danzas boleras que, sin el trabajo de esta familia, se habrían perdido. En este país, se cae una espadaña de una iglesia de cuarta, y es una tragedia. Se pierde una danza y nadie respinga. Es terrible".

Su investigación persigue, sobre todo, que la gente conozca la gran labor de los Pericet en favor de la danza española. "El libro está concebido como un relato realizado en primera persona por Ángel Pericet Blanco, el último Ángel de la dinastía, que desgraciadamente no verá el libro publicado pues falleció en 2011. Mucha gente se asombrará de los personajes de la Sevilla de la época, y de otras cosas que daban por sabidas cuando no eran así. Es una parte de la cultura de Sevilla inédita hasta ahora".

En la actualidad, la escuela bolera se estudia como asignatura obligatoria en los conservatorios de danza, dentro de la carrera de Danza Española. "Es una escuela clásica y académica de dificilísima ejecución, por eso las compañías no se prodigan demasiado en ponerla en escena". La Junta de Andalucía la ha declarado Bien de Interés Cultural pero no es suficiente. Carrasco cree que "una de las cosas que debería hacerse es recoger el mayor material posible en grabaciones y vídeos para no perder las coreografías. Los maestros se nos van, y con ellos se pierde nuestra memoria".

En la actualidad, continúa, el papel de la escuela bolera sevillana es "escaso, por no decir nulo" en el repertorio de las grandes compañías nacionales y andaluzas. "No es una danza a la que el público esté acostumbrado, pese a que era la más famosa de Europa en el XIX, cuando bailarinas andaluzas como Petra Cámara o Pepita Oliva actuaban en la Ópera de Berlín, en Viena o en el Covent Garden de Londres. Hoy día, su dificultad técnica y la escasez de compañías, además de la fuerza del flamenco, ha echado para atrás a la danza española de los repertorios de las compañías. Ha habido loables iniciativas, algunas recientes como la de Mudanzas Boleras de Francisco Velasco que fue un programa precioso de Escuela Bolera que patrocinó la desaparecida agente Sharon Shapienza. Habitualmente son los extranjeros quienes más se interesan por esta danza, es curioso", reflexiona.

Sobre los actuales herederos de esta escuela, Carrasco señala que "hoy día, hay muchas personas que estudian escuela bolera pero pocas se especializan en ella. Aún da clases uno de los Pericet, Eloy, en Madrid, y su hermana Luisa en Buenos Aires. Argentina es curiosamente uno de los países en donde gracias a los Pericet se tiene más amor a esta danza. José Antonio, exdirector del Nacional, ha sido uno de los mejores bailarines de esta escuela, y montó con el BNE un espectáculo bolero muy hermoso que nunca se ha vuelto a repetir. ¿Hay herederos? No sé, es difícil".

Su libro recoge anécdotas emotivas de la familia Pericet. Por ejemplo, que Ángel Pericet Blanco, el último Ángel, ha sido el único artista español en realizar un "bis" en el teatro Colón de Buenos Aires, "que sólo ha permitido dos bises en su dilatada historia", precisa. "Fue en 1982 durante el baile de la zarzuela Doña Francisquita. Ángel contaba que su abuelo había coreografiado bailes para zarzuelas, así que finalmente lo realizó. Cuando acabó el Fandango de doña Francisquita, el público enloqueció y se paró la representación por los aplausos y peticiones de bis. Hubo que llamar al director del teatro para que aprobara el bis, y se hizo".

Carrasco desearía que, en este país donde los reconocimientos se dan muchas veces de manera póstuma, se entregara la Medalla de la Ciudad de Sevilla a los Pericet. "La Bienal de Flamenco se dedica ahora a Paco de Lucía, porque se ha muerto. A Enrique Morente, porque también nos dejó. Me gustaría, al menos, que en mi ciudad se reconociera con la medalla el valor de una familia que, desde la discreción pero con firmeza, ha mantenido desde hace dos siglos un patrimonio efímero, que sin ellos, se hubiera perdido. Los Pericet son sevillanos, incluso la última generación nació aquí".

Reconocida como una de las grandes expertas en danza andaluza, Carrasco reconoce que en la comunidad coexisten ahora dos situaciones muy distintas. "Por un lado, la danza flamenca está en su mejor momento con creadores como Israel Galván, Andrés Marín o Rocío Molina que, para mí, son los mejores bailarines contemporáneos actualmente en España. Pero ante la arrolladora fuerza del flamenco, la danza contemporánea se debate entre la falta de ayudas para la producción y giras, y la ausencia de programaciones estables donde tengan cabida sus propuestas. A pesar de ello, los coreógrafos y bailarines contemporáneos andaluces están en un inmejorable momento de creatividad. Las últimas propuestas de la Asociación de Profesionales para el desarrollo de la Danza en la comunidad (PAD) han sido estupendas. Ser bailarín en Andalucía es una cuestión de pasión. Su lucha es titánica. Les cuesta más ajustar su economía que entrenar su propio cuerpo, y eso es durísimo. Yo no dejo de admirarlos porque nunca abandonan".

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