Intérpretes: Norma Fantini, Sergio Escobar, Carlos Álvarez, Francisco Santiago, Enric Martínez-Castignani, Pablo López, Domingo Ramos e Irene Mira. Coro y Escolanía de Ópera Cajasur. Orquesta de Córdoba. Dirección musical: Lorenzo Ramos. Dirección de escena: Mario Pontiggia. Vestuario: Claudio Martín. Iluminación: Alfonso Malanda. Lugar: Gran Teatro de Córdoba. Fecha: Viernes, 24 de abril. Aforo: Lleno.

Parece que poco a poco, salvo el incomprensible caso de Málaga, los teatros andaluces van recuperando la programación operística. En el caso cordobés, el gran nivel que tuviesen sus producciones se ha recuperado con creces con esta nueva oferta basada en una estupenda producción que con un somero atrezzo, unas espectaculares proyecciones de fondo y una eficaz dirección de actores, consigue implementar la dramaticidad ya de por sí elevada de esta ópera. Lorenzo Ramos dirigió con atención a los detalles expresivos y de fraseo, con claridad en exposición de las texturas y con pulso trágico en las escenas más desgarradas. Lástima que la acústica del teatro nos privase de brillo y contundencia a los momentos más impactantes.

Soberbio trío de ases en las voces protagonistas. Fantini derrochó su innata italianità en el fraseo, sosteniendo las frases con delicado legato y acentuando con desgarro allá donde era necesario. La voz es poderosa en el agudo, así como perfectamente sostenida y proyectado en las franjas centrales y graves. Escobar debutaba en el papel y tras unos inicios algo fríos, ya en el dúo con Tosca del primer acto se centró en un fraseo apasionado al que sólo le falta algo más de delicadeza en las frases más tiernas. Sus agudos fueron espectaculares, con un Vittoria! apabullante. Y para completar, un gran Scarpia de Carlos Álvarez, que aporta al personaje toda su sensibilidad en la matización y su incomparable capacidad dramática, sin olvidarnos de esa voz seductoramente oscura que sabe brillar como ninguna. Estupendo Castignani, magnífico el coro y solventes todos los demás.