Helena Arriaza

El nuevo sitio de Jorge Javier

Pantalla táctil

19 de septiembre 2016 - 01:00

ACEPTAR un caramelo envenenado. Eso es lo que ha hecho Jorge Javier Vázquez al ponerse al frente de Gran Hermano. Que te ofrezcan el programa de más éxito de la televisión del país es todo un regalo, pero a veces hay que dejar el egocentrismo a un lado y pensar en las consecuencias que puede tener y si compensan o no. Hace tres años tuve la oportunidad de asistir a Sálvame diario. Jorge Javier me pareció un gran presentador. Puede caer mejor o peor pero verlo en directo me hizo admirar el sentido que tiene del espectáculo, la forma en la que "maneja" a los miembros de su cortijo y cómo se desenvuelve por el plató. Sus sustitutas Paz Padilla, Carlota Corredera, Terelu Campos y María Patiño mantienen los datos de audiencia del programa más polémico de Telecinco pero él es el que mejor lo hace.

En la vida no hay que ser conformista pero el problema viene cuando se pasa el límite entre el conformismo y el egocentrismo. Desde que comenzó su etapa en Sálvame Jorge ha pasado por Supervivientes, Acorralados, Hay una cosa que te quiero decir, Got Talent y Cámbiame Premium entre otros. Demasiados programas en poco tiempo. Demasiada saturación para el espectador. Una saturación que ha llegado al límite con Gran Hermano. Sustituir a Mercedes Milá al frente de un formato en el que la presentadora era gran parte de su identidad y éxito no es tarea fácil y en esta ocasión hay que añadir que Jorge no ha empezado con buen pie. Después de dos galas se puede decir que no está a la altura del mejor reality show de la televisión. Ha perdido tres factores muy importantes que hacían que Mercedes convirtiera el programa en lo que era. El primero es la espontaneidad. La continua lectura de lo que dice, los numerosos errores o el poco entusiasmo que pone en algunos momentos míticos de cada gala hacen que la sombra de Milá sea aún mayor. El segundo es la pasión que ella sentía por los concursantes del formato. Mercedes siempre les llamaba "mis niños" y daba igual si ella discutía con ellos que después los defendía a capa y espada. En la primera gala él demostró que se cree superior a los participantes con los comentarios que hizo a ex grandes hermanos como Ismael Beiro y Pepe Herrero, dos pilares fundamentales de la historia del reality. El tercero es vivir el formato como un espectador más. Pese a ser la presentadora Mercedes iba más allá. Veía el 24 horas, se enganchaba a las tramas, se emocionaba, se enfadaba. Jorge parece estar por encima de todo eso. Con todo lo que presenta, escribe y actúa es imposible involucrarse en el programa.

En los últimos días ha asegurado que no lee críticas, que prefiere dejarlas a un lado. Pero él sabe perfectamente que la mayoría no hemos aceptado que sea el presentador de GH. Parte de la culpa la tiene él y parte la productora y la cadena. Hubiera sido mejor que fuera alguien como Jordi González o la propia Lara Álvarez. El programa continuará teniendo audiencia por su esencia, no por el presentador. Esperemos que los participantes de este año, que de momento tampoco convencen demasiado, sepan remontar este formato histórico.

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