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Sevilla

Por un ritmo de vida pausado

  • Presentación oficial de la web participativa de la asociación Slow Food en Sevilla

En la sociedad frenética actual se come rápidamente, se vive deprisa y se duerme poco, resultando un ritmo poco saludable, en el que prima más el tiempo que lo que comemos, olvidando la importancia de los alimentos, desde su origen y hasta las aportaciones a nuestro organismo cuando los consumimos. Para luchar contra ese frenesí de consumo inmediato surgió la asociación Slow Food, la cual lleva trabajando en Sevilla desde hace dos años y que ayer presentó su web participativa.

"Este movimiento slow no sólo defiende una comida pausada, también un modo de vida en el que baje el ritmo y la competitividad", comentaba Francisco González, presidente de Slow Food Sevilla y Sur, asociación nacida en 1986 y que promueve la educación del gusto, además de la defensa de la biodiversidad y de la identidad de los productos locales, apoyando los modelos de agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Para ello, tanto a nivel nacional como mundial, llevan a cabo proyectos y actividades destinadas a la mejora de la alimentación desde su misma producción, además de preocuparse en informar, formar y debatir a través de las distintas páginas web con que ya cuenta la asociación. Pero desde ayer ya existe incluso una web a nivel local, como es www.slowfoodsevillaysur.es, recalcando la importancia de la comunicación para los miembros de esta asociación, que intenta así transmitir sus conocimientos y las actividades de los grupos, además de invitar a la participación directa, a la reflexión y a compartir información, como recetas antiguas.

De esta forma, Slow Food cuenta con un Arca del Gusto, en el que recomiendan alimentos buenos, limpios, frescos y justos, así como redes de jóvenes que promueven la comida slow y redes también de cocineros, encargados de educar el gusto y transmitir la cultura alimentaria (www.terramadre.org). "Hay una red mundial formada por mil cocineros, de los que 23 están en Andalucía y Extremadura", afirmaba Isabel González Turmo, miembro de la comisión nacional del Arca del Gusto de Slow Food.

Otra propuesta es el inventario de alimentos, donde a través de fichas se invita a la participación directa de cualquier ciudadano, la cual será evaluada por un grupo de expertos que confeccionarán "una base de datos única y que crecerá con el tiempo". "Hay recetas que nos llegan por transmisión oral de generación en generación y que se deben salvar, como una de bacalao que probé hace poco y cuya receta era de 1820", recordaba Joaquín Hernández, responsable técnico de la web. Y es que la colaboración es una de las apuestas esenciales de estos activistas en favor de la alimentación saludable.

En este proyecto de que "cualquier persona contribuya a cuidar los alimentos de Andalucía", sobre todo los que se encuentren en peligro, una de las ideas principales es concienciar a la población joven para formar un movimiento de trabajo continuo, por lo que promueven actividades en las universidades, como las conferencias realizadas esta semana en el Aula de Sostenibilidad de la UNIA o la campaña divulgativa prevista en la Facultad de Comunicación de la Hispalense.

"Este movimiento transversal de ciudadanos se preocupa y defiende los derechos de las personas, intercambiando conocimientos y conectando a más de 100.000 personas en todo el mundo", resumía el presidente de Slow Food Sevilla y Sur, entidad que presentó ayer su nueva web en la sede de la Consejería de Agricultura y Pesca, donde su director general de Industrias y Calidad Agroalimentaria, Ricardo Domínguez, alabó la defensa de la biodiversidad y recordó la iniciativa de la administración andaluza, entre otras, de defender la dieta mediterránea.

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