Vivir en Sevilla

Pasión por los detalles

  • Entusiasmo por adornos sobre trajes muy trabajados femeninos y elegantes. Desfile benéfico de Pol Núñez.

La última jornada del Salón Internacional de la Moda Flamenca (Simof) celebrado en Fibes, el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, dio las últimas pinceladas en las tendencias de moda flamenca de esta primavera.

Abrió la mañana con la alegría de las flamencas más pequeñas y por una buena causa Pol Núñez, formando parte del desfile benéfico. Desde la primera hora de la mañana pudimos ver vestidos de flamenca cargados de detalles: encajes, transparencias, bolillos, guipur, plumeti y flecos entre otros. La primera colección, tras el infantil Nuevo futuro, entró en la pasarela como el aire fresco primaveral que lo inunda todo. La firma onubense Altelier Rima dejó claro que La vida es bella viene a vestir de alegría a las flamencas. Volantes que se elevan cual pájaro hacia el cielo, mezclas de texturas y cortes muy románticos en sus blusas y mangas. Llamaban la atención las impresiones de lunares, cuadros, flores y aves sobre los tejidos.

El segundo desfile siguió con la tónica del "miedo al vacío" con sus flamencas atestadas de detalles, muy barrocas y elegantes, de la mano de las malagueñas El Abanico Artesanía. Su colección Despertando pasiones ciñe a las mujeres en patrones entallados y fajines que marcan la figura. No faltaron los trajes con multitud de encajes diversos.

La tarde comenzó con Ernesto Sillero, que asistió por primera vez a Simof como diseñador profesional tras ganar el Certamen de Noveles en 2015. Con su colección Tanuca ha decidido hacer un homenaje a Doña Cayetana de Alba con sus trajes llenos de vanguardia. Elegantes flamencas, con lunares estratégicamente ubicados, con mantilla, cuerpos entallados, mangas al puño, cuellos a la caja o en "uve" y mucho volumen en las faldas. Cabe destacar una serie preciosa en color marfil con detalles en azul. El diseñador recibió una gran ovación al terminar.

Soy del sur es la colección de Rosapelua, inspirada en Andalucía, sus costumbres y sus calles. Comenzó con el precioso espectáculo de dos chicas bailando danza española y volvimos a ver diseños muy trabajados con infinitos detalles que hacen cada prenda exclusiva e irrepetible. La firma juega con diferentes texturas y flecos realizados a mano, una absoluta obra de arte. Las Hermanas Serrano, desde Dos Hermanas, presentaron Sueño Flamenco, con diseños que envuelven de magia, belleza y esencia a la mujer que opta por trajes tradicionales. La colección se caracteriza por parones alzados con mucho volumen, tendencia reina de esta temporada, y tejidos como popelín, encajes y viscosas con estampados nuevos en esta edición. Volvemos a ver riqueza en los accesorios de gran tamaño.

Pasadas las seis de la tard,e desde Jaén, llegó Aránega con su colección Gabrielle y su estilo peculiar de ver la moda. Líneas clásicas y cierto aire excéntrico que no pierde la esencia de la moda flamenca. Satén, algodón, garruchas y plisados visten a sus flamencas. Aránega llena sus trajes de lunares y estampados, siguiendo con la dinámica barroca del día. En complementos destacaban las orquídeas y rosas formando coronas en el pelo de las flamencas. Inés de la Fuente llenó de Amor la pasarela flamenca. Diseños voluminosos, diversidad de escotes y espaldas generosas. Esta diseñadora busca la exclusividad en sus diseños con gran variedad de tejidos: sedas bordadas, flocadas, estampadas, neoprenos y tejidos elásticos. Gran variedad de colores entre los que predominan el beige, rojo, negro y gris.

La pasarela vivió un momento único con Mis sensaciones de Yolanda Rivas, colección inspirada en las sensaciones pasadas que la envolvieron al diseñar vestidos para Marina Danko, Ainhoa Arteta o Roko. Texturas gasas, sedas y cresatén en buganvilla, fucsia, rojo, negro o burdeos. Carmen Vega puso el broche final al día y a la semana en la que Sevilla es el centro internacional de la moda flamenca con su colección Madame. Esta diseñadora nos invita a viajar en el tiempo esta primavera con la que traslada la pasarela al París del XIX y principios del XX, cuando era el epicentro mundial de la moda. Camisas ricas en detalles, cuellos y mangas de época, faldas de talles altos con cinturas muy marcadas y escotes muy diversos. Totalmente en armonía con la colección, las flamencas iban ataviadas con complementos elaborados a mano con piedras semipreciosas y cristales checos.

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