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Cultura

Anna Bella Geiger reordena el mundo

  • La creadora brasileña, presente en colecciones tan relevantes como el MOMA o el Pompidou, protagoniza en el CAAC la primera exposición individual que le dedica un museo español.

En O Pão Nosso de Cada Dia (El pan nuestro de cada día), un fotomontaje de Anna Bella Geiger (Río de Janeiro, 1933) compuesto por la imagen de una bolsa de pan y unas postales, una mujer mordisquea un pan de molde: el hueco que dejan las dentelladas reproduce primero el mapa de Brasil; después, en otra de las escenas, la silueta de América del Sur. En otra de las obras de la artista, llamada precisamente América Latina y fechada en 1984, Geiger dibuja algunas variantes del continente, que en un ingenioso juego de palabras (y de formas) se presenta primero como un amuleto, después como una mulata y finalmente como una muleta. Anna Bella Geiger. Geografía física y humana, la primera muestra individual que un museo español dedica a la brasileña y que acoge el CAAC hasta el 23 de octubre, dirige su atención a una de las constantes que han preocupado a esta autora a lo largo de su carrera: la capacidad de brindar una nueva lectura del mundo a través de la subversión de los mapas. Una cartografía política y poética en la que, como subraya la comisaria de la exposición Estrella de Diego, Geiger se rebela contra "un espacio que ha correspondido habitualmente a los hombres" y "los esquemas de poder" que representan los planos esbozados por viajeros y gobernantes.

El CAAC reivindica con esta cita, que presentó ayer la propia Geiger junto con De Diego y la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, a una artista cuya producción está presente en importantes colecciones como el MOMA de Nueva York, el Pompidou de París o el Reina Sofía de Madrid, pero que para De Diego resulta "paradigmática" del arrinconamiento que sufrieron muchas creadoras por sus colegas masculinos, una injusticia que permitió, paradójicamente, que se labraran una fecunda trayectoria desde la independencia, "que siguieran trabajando en proyectos más allá de la presión externa", apunta la comisaria. Geografía fisica y humana deja constancia de la inventiva y el talento de Geiger a través de un centenar de piezas que se mueven entre la fotografía, el dibujo, el libro de artista o el vídeo, un medio en el que se le considera en su país una pionera.

Una mirada en la que Geiger, tal como reconocía ayer, se interesa por "problemas que no se solucionan", que aborda sin embargo desde un humor socarrón. "Siempre hay una ironía", admite la artista ante una pieza en la que se apunta con malicia el mensaje United States of America mientras un mapa trastocado sugiere la desunión y desigualdades a las que puede vincularse este concepto. Geiger subvierte siempre el discurso hegemónico: la llegada del hombre a la luna le sirve para reflexionar sobre un hecho tan aparentemente ajeno como el camuflaje al que tiene que recurrir la mujer para ser escuchada; las banderas que otros portan con solemnidad son concebidas por la artista como un tejido delicado que inspira en el observador la idea de fragilidad.

Entre otros asuntos, Geiger revisa cómo la cultura dominante ha perpetuado los estereotipos y observa la marcada personalidad de su país con extrañeza. La artista, hija de emigrantes polacos, "quizás ve el mundo a la vez desde dentro y desde fuera, como nativa y como extranjera", apunta De Diego. De su desarraigo y su búsqueda de la identidad, de la conciencia de que todo territorio esconde un juego de poder y dominio, nace la certera reescritura del mundo que propone en su obra.

Geiger, entre dos de las banderas que forman parte de la muestra. Abajo, tres obras que pueden verse en el CAAC.

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