Francisco Andrés Gallardo

Coperos

Visto y Oído

27 de mayo 2017 - 02:00

Vaya final la de este sábado. Más previsible que un drama de Puente Viejo. Telecinco pujó al alza, soñando con grandes duelos en la cumbre. En esta edición han pinchado en las expectativas, aunque sea meritorio el camino de los alaveses. Pero ni estamos ante un partido atractivo, ni vamos a asistir a unos prolegómenos que sean del agrado de millones de espectadores. De nuevo se producirá la pitada (dirigida, interesada y maleducada) a los símbolos democráticos de la afición del Barcelona, más los convidados del otro bando. Un desaire que no se merece el fútbol ni millones de españoles (incluidos muchísimos catalanes y vascos). Estas son las cosas de crear entidades que se creen más que un club, que al final se convierten en engendros pseudodeportivos. Y los ex presidentes desfilando de juzgado en juzgado.

La final de la Copa del Rey, que se retransmite por todo el planeta, es un partido sin chicha que en el calendario liguero se amontonaría en cualquier jornada. A las pocas ganas de asistir a la pitada se le suma un duelo desigual donde el Alavés va a tener muy poco que decir y que aportar. Jorge Javier haría más audiencia con Sábado Deluxe llevando a María Teresa Campos. El Barcelona se ha ganado a pulso ser el club más antipático y victimista de todo el orbe universal. Sobre el césped y más allá. Menos mal que hoy despediremos al entrenador que mejor ha encarnado esta etapa. La marca Cataluña y su principal escudo van a necesitar de varias generaciones para remediar todo el despróposito que aún se empeñan en levantar.

Y después están los polemistas futboleros que se empeñan en intoxicar lo que debería ser sólo deporte. El peregrino Alfredo Duro no sabe ni preparar una caminata de un par de kilómetros sin caer calcinado por el solazo madrileño. De estas Pedrerol acaba de montarse el reality más chusco que se podía imaginar. Lo de Alfredo Duro está siendo un sketch gigante de José Mota. Un ejemplo de que en El chiringuito el fútbol es lo de menos. Lo importante es dar la nota.

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