Juncal / Dirección: C/ Compositor Serrano Lucena, 14 (Córdoba)

Choco

El buen yantar

30 de mayo 2008 - 01:00

COMER en Córdoba, Cádiz o Huelva para un sevillano se ha convertido en algo más habitual de lo que parece. Sobre todo porque se suele comer mejor que en Sevilla.

Hoy le toca al Restaurante Choco, en Córdoba. En casa de Kisko García. Situado en la Fuensanta (como Bellavista aquí) y detrás del bar de la familia, un bar de barrio. Y va el niño y la lía. Me descubro. Hay que tener dos escalfados bien puestos para cambiarlo todo, para que todo sepa igual.

El sitio es relajante, invita a disfrutar. El servicio es muy profesional y sabe de lo que se trae entre manos. Comiencen con un fino Montilla-Moriles, Capataz de Bodegas Delgado. Espectacular: con vista, justo cuerpo y grato recuerdo. Primero probé los Huevos escalfados con beicon y aire de habas de una sutileza increíble. Sin mandar ningún sabor, la mezcla en la boca es como un plato de cortijo. Después un Tiradito de boletus y presa ibérica. Distinto. Seguimos con una Copa de vieira con trufa y crema de boletus. Viene servido todo en una copa de cata, y aposta: este plato se come primero por la nariz. Huélalo. Otra vez. No tenga prisa por comérselo. Vuelva a olerlo. Nunca se le olvidará, qué sensación más maravillosa, y el final no le defrauda en la boca. Seguí con unas Alcachofas con velo de gambas y a la amontillana placenteramente sorprendente.

Probé un Balacao confitado con guiso de sus callos y ñoquis de garbanzo que, reconozco, me impactó. Primero por la presentación y segundo, y principal, por el sabor: el bacalao de Baco con el menudo con garbanzos de la antigua Casa Cuesta. Igual, pero distinto. Una auténtica maravilla.

Me quede con ganas de probar el Foie de oro entre algodones. Preferí el cielo: Torrija infusionada en té, crema de almendras y caramelo de avellanas. Sólo por este postre merece la pena ir a Casa Kisko. Solo por este postre merece la pena creer que todo no está perdido. Que, como dice F. Huidobr,o "se puede vender gastronomía como recreo: un kit-kat en la estresante vida de los comensales…" Hace más de un mes que comí allí y aún hoy todos y cada uno de los sabores de Choco los he recordado como si fuera la primera vez. Genial.

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