CUANDO Antena 3 anunció, a finales de 1989, que iba a ser la primera cadena privada en emitir, su gran jefe, Manuel Martín Ferrand, proclamaba que la programación se iba a basar en alternativas. Si la Primera ofrecía un informativo, ellos una película; si los de TVE programaban entretenimiento, los de Antena 3 iban a regalar un programa de análisis político. Ja. La utopía duró unos meses. Ya lo sabía entonces Lazarov y Berlusconi: sin tetas no hay paraíso. Ni audiencia. Y Telecinco, que empezó semanas después, echó mano a la tropa pectoral y se dejaron de alternativas. Desde el calcolítico las televisiones privadas españolas comprobaron que lo rentable no era ofrecer algo diferente respecto a los demás, sino calcar de forma aproximada los éxitos de la competencia o, al menos, estropeárselos de alguna manera. Telecinco y Antena 3 son precisamente las especialistas en maniobras orquestales, copias, tocatas y fugas. Las privadas no trajeron variedad, sino uniformidad por la línea más baja del termómetro.

Lo último en materia de copieteo, coincidencia y fratricidio chungo es el talent show de caricatos y variantes frente a jurado bufo. Cuatro, que había adquirido los derechos de Got talent, estrenaba este viernes a toda prisa Tienes talante (¿o era talento?), ya que Telecinco volvía a poner en marcha el clon, sin pagar royalties, denominado Tú sí que vales. Javier Sardá, el más listo de la clase, se marcha del programa después de haberle hecho el favor a sus compadres de Gestmusic y haberlo puesto en la órbita del audímetro. El ex marciano, pura materia gris con olfato, es único en el contacto con los anónimos caraduras y en extraer humor y ternura de donde apenas hay. Los Morancos serán un recambio con carencias. A Sardá le traicionó el subconsciente cuando anunciaba su despedida de "Tú sí que sabes". Hombree, sabe tela.