Francisco / Andrés / Gallardo

Descendiente

Visto y Oído

14 de julio 2015 - 01:00

ESTÁ bien que le quitemos pátina rancia a nuestros descendientes. En Se llama copla junior los andaluces del siglo XXI ya cantan Los gorilas de Melody. Vale, claro, no es una obra cumbre de la música contemporánea, pero es una pieza más idónea que tantos quejíos en blanco y negro, del gusto de abuelos de otro tiempo. Intentemos que los niños andaluces sean hijos de este tiempo. Vecinos de un mundo globalizado donde sin perder sus raíces (no las deben perder, para eso están por ejemplo las familias y también los colegios) interpreten cosas cercanas de su mundo infantil y de las canciones que efectivamente les gustan. Ya que somos la cantera musical de Telecinco que por lo menos los niños intrerpreten para nosotros, en nuestra autonómica, lo que escuchan en internet y ven en youtube. Y sí, con los niños el escenario de Se llama copla se queda en fiesta de fin de curso, pero es un sincero entretenimiento estival.

También están los otros Descendientes, telerrealidad donde la presencia de Toñi Moreno empaña de gas lacrimógeno, con toda esa musiquita, esta calculada reunión de entrañables hijastros de nuestra tierra. La ingenuidad y el idealismo marcan las personalidades del flamenco José Luis, del folclórico Roger o de Marián, que nació en Guatemala pero que en realidad es tan chiclanera y linda como los de El Lugar. Han llegado con la piel sensible y el programa los adoba como cazones sentimentales por estampas, tópicos y sorpresas de Isabel Gemio.

Termina siendo un docu-reality de lo que enseñaríamos a parientes que querrían conocer cómo eran sus ancestros y qué somos ahora. En manos de una cadena privada los mimbres de Los Descendientes llegarían a degenerar en asuntos terribles. Desde la contención Canal Sur ofrece una ración melodramática, con momentos de sopor que salvan los propios protagonistas. A fin de cuentas esto es, en reality, un trampolín para que Toñi aterrice de nuevo en las mañanas de Canal Sur.

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