Juan Luis Pavón

Filarmónicos de pueblo

PASA LA VIDA

26 de diciembre 2008 - 01:00

LA banda de música es una de las escasas agrupaciones culturales con estabilidad en muchos pueblos. En cuanto toman conciencia de que, además de tocar marchas procesionales en las festividades patronales y ser un apéndice de las tradiciones, pueden aportar más valores culturales a sus propios integrantes y al vecindario, se da un salto de calidad que redunda en beneficio general. Esta tendencia es la que al fin se impone.

En Salteras tienen dos bandas con rango de sociedad filarmónica: la de Nuestra Señora de la Oliva y la de Nuestra Señora del Carmen. Probablemente las habrán escuchado y contemplado detrás de algún paso, con su buen hacer. O asistieron al concierto que La Oliva dio el pasado día 23 en la iglesia del Salvador. En su afán por ser mejores músicos, han acordado con el Ayuntamiento saltereño la creación de una escuela de perfeccionamiento y se han puesto en manos de catedráticos del Conservatorio Superior Manuel Castillo. De ahí debe partir la vía para que sean capaces de abordar más repertorios, juntos, en grupos o individualmente.

La cuestión no es menor. El hermanamiento entre conservatorios y bandas debe zanjar ese absurdo distanciamiento entre el músico de calle y el de salón. Convertir las bandas en entidades musicales que puedan dar conciertos, bien con su formación al completo o como grupos de cámara, supone vertebrar mejor todo el año las opciones culturales de pueblos como Salteras. Gracias a su propio capital humano, lo que es mucho más enriquecedor y motivo de orgullo. Y más barato. Pero además depara mayores posibilidades de ingresos al situarse mejor en el escaparate del mercado de conciertos dentro y fuera de Andalucía.

Educación y dividendos. Binomio que deben vislumbrar los alcaldes para empujar en esta dirección, y marcar un referente de socialización muy saludable, en las antípodas de los que acechan cada fin de semana en los pueblos a la juventud.

stats