Luis Carlos Peris

Ganar, atalaya para un sueño

desde mi córner

El Betis no debe olvidar que el Getafe es el que le hizo doblar la rodilla para una racha tan dilatada como nefasta

25 de febrero 2012 - 01:00

FUE contra el Getafe en la primera vuelta cuando el Betis vio quebrarse una racha sorprendente de un póquer de victorias consecutivo y llega el equipo azulón con la intención de romperle otra secuencia triunfal. Secuencia menor, por cierto, que aquella rota junto al Cerro de los Ángeles pero igualmente motivadora para un tiempo mejor. Aquella noche de primer lunes otoñal fue la del descanso a Beñat que tanto se lamentó ya en el descanso. Y fue la rectificación para poner al vasco en liza y mandar a la ducha a Matilla lo que hizo que el Betis acariciase darle la vuelta al marcador con mucho fútbol y nulo éxito.

Es hoy la ocasión pintiparada para que el Betis se aleje un poco más de esa zona tan molesta donde las papas del descenso queman. Ya sé que pedirle normalidad al Betis es algo que entra de lleno en el terreno movedizo de la utopía, que es algo consustancial con su siglo largo de vida, pero resulta innegable que la cita de esta tarde en Heliópolis es de vital importancia para el presente y, sobre todo, el futuro del club verde, blanco y verde. Un punto ahora por encima del rival de turno, de ese Getafe que no está respondiendo a las expectativas que se abrieron con la llegada de Luis García, pero que cuenta con un plantel de indudable calidad y peso específico.

Juega en contra del Betis la ausencia de Salva Sevilla, el mejor especialista del grupo para el último pase, y no se sabe cómo recompondrá Mel a su tropa. La recomposición puede pasar, incluso, por un rediseño táctico. Es una baja que va a echarse de menos y bueno sería que se intentase paliar de la manera menos cruenta posible. Convendría recordar cómo se planteó el pleito con el Granada para no incurrir en los mismos errores, algo que quien la lleva, Pepe Mel, debe entender a la perfección. Ganar es trascendental para el futuro soñado, que la tabla está tan apretada que casi tan cerca se ve Europa como el abismo, y sólo cabe desear que la historia no sea repetitiva.

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