Mañana

Mañana se le puede enseñar al mundo que una mentira repetida día y noche es mucho más eficaz que todas las verdades

30 de septiembre 2017 - 02:32

Mañana se puede poner la primera piedra que derribará el edificio legal que ha creado la Seguridad Social, los fondos de pensiones y la solidaridad interterritorial. Mañana se puede extender la divertida idea de que la democracia es lo que yo digo que sea democracia y nunca jamás lo que tú dices que sea democracia. Mañana se puede empezar a repetir la portentosa idea de que la gente puede votar cualquier cosa, aunque se trate de la pena de muerte o de la supresión de los impuestos, aunque se trate de la amnistía para todos los violadores, aunque se trate de la segregación de los seres humanos en función de su raza o su sexo o su religión. Y mañana se puede poner en marcha la incomparable idea de que cualquier poder político puede imponer toda clase de mentiras históricas y de falsificaciones de la realidad en sus radios y televisiones pagadas con dinero del contribuyente. Y mañana se puede empezar a difundir por todo el mundo la maravillosa idea de que los profesores deben mentir a sus alumnos y hacerles creer en una realidad histórica y política que no existe. Y mañana se puede empezar a difundir la prodigiosa idea de que el Estado de Derecho es una creación de cuatro financieros y de cuatro tunantes que sólo buscan perpetuar sus beneficios. Si, mañana. Y todos ustedes ya saben de qué estoy hablando.

Y mañana se le puede enseñar al mundo que una sola mentira, siempre que sea repetida día y noche, acabará siendo mucho más eficaz que todas las verdades que todos sabemos que son ciertas. Y mañana se puede anunciar al mundo la simpática idea de que las masas, si son tercas y gritonas y están bien organizadas, siempre acabarán teniendo razón, sea lo que sea lo que pidan y lo que defiendan. Y mañana puede empezar a imponerse la idea de que ya es hora de emprender la disolución de Europa, ese continente que Stefan Zweig consideraba su única patria y que muchos de nosotros también consideramos nuestra única patria, porque ahora las regiones ricas ya podrán decir a las regiones pobres: adiós, adiós, pobretonas, ahí os quedáis.

Y mañana puede empezar a repetirse la idea de que cualquier movilización popular, convenientemente engordada y amplificada y financiada por un poder de dudosa legalidad, puede saltarse las leyes democráticas que establecen la estricta igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Sí, mañana, mañana.

stats