Luis Carlos Peris

El Sevilla cambió de milagrero

Desde mi córner

Con Kanoute, el artífice de las cinco copas, en tres cilindros los goles llevan ahora la marca de Luis Fabiano

17 de febrero 2010 - 01:00

CUESTIONADO en sus primeros tiempos de sevillista, Luis Fabiano se ha convertido en el jugador franquicia de este Sevilla que juega como juega y que gana como gana. En tres cilindros el auténtico mascarón de proa del Sevilla de las cinco copas, que no era otro que Kanoute, el paulista se ha convertido en el nuevo rey Midas del Sevilla y bien que notó el equipo su ausencia cuando cayó lesionado en un tobillo la noche del Valladolid. Sin necesidad de ocasiones, él saca goles de su chistera de taumaturgo del área que lo mismo sirven para eliminar a un Getafe superior o para desatascar la cita que atascaba Osasuna.

Con la cantidad de buenísimos brasileños que se ganan la vida en Europa, el ariete del Sevilla ha sido designado número uno, por delante del galáctico, y carísimo, Kaká o de un Daniel Alves que, curiosamente, no ha superado la sexta posición. Y la verdad es que con su trayectoria ya resulta extraño tan desairada posición en esa tabla de brasileños. Pero a lo que íbamos, a la forma en que Luis Fabiano fue capaz de cambiar las lanzas hasta convertirlas en unas cañas que acompasan sus éxitos de blanco. Logró cambiar el duro porque, entre otras cosas, es poseedor de él por mucho que se cuestionase cuando entraba y salía del equipo con tanta frecuencia.

Estuvo el pasado verano con un pie en Milanello para lo que por todas las partes se consideraba una operación rentable. Al final, un buen puñado de euros desbarató el negocio y miel sobre hojuelas porque, jugando como juega, quién sabe dónde estaría este Sevilla de hogaño sin los goles de O Fabuloso. En un bosque lleno de grandísimos competidores ha salido ganador, nadie le discute la titularidad con Brasil como no hay quien ose poner en tela de juicio sus aptitudes, esas aptitudes que se le negaban al principio y que ahora, con Kanoute para menos trotes, se antojan fundamentales para que el Sevilla, jugando como juega, se encuentre donde está.

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