Sevilla es un túnel

PASA LA VIDA

24 de junio 2011 - 01:00

UNO de los primeros aldabonazos de la era Monteseirín en el Ayuntamiento fue descartar un edificio en el Prado para servicios municipales. Diseñado por Rafael Moneo y adjudicado a Dragados durante el mandato de Soledad Becerril, motivó una demanda de la constructora para que la ciudad le pagara cinco millones de euros como indemnización. Los doce años del regidor socialista tienen entre sus tracas finales el derribo en otra zona del Prado de lo ya construido para la Biblioteca de la Universidad sobre los mutilados jardines, y el pago de siete millones a Ferrovial por la paralización de una obra que el Tribunal Supremo tumba por tropelía urbanística. El Prado sintetiza su mandato, hipócritamente comparado con la transformación que supuso la Expo 92. En muchas zonas se ha perdido el tiempo y el dinero. Acudan al túnel de Bueno Monreal para que su oscura gestión ilumine a los aún indecisos.

Una ciudad que falla de modo tan clamoroso en la construcción de una biblioteca y en la realización de un túnel bajo una avenida da claros síntomas de inoperancia y decadencia. Cuando más hace falta un liderazgo político y una gestión dinámica, mientras Cáritas llena estómagos y paga recibos de pura emergencia social, Sevilla está metida en un túnel de mentiras y de nostalgias. Coinciden el hundimiento del bienestar social y el desmoronamiento de una praxis política inmoral, de la que son compañeros de cama la derecha engominada y la izquierda de pana, donde incluso las buenas intenciones se saldan con resultados decepcionantes porque fallan tanto los procesos de toma de decisión como los de correcta materialización de la idea matriz.

Recuérdenlo: cuando mayores son las dificultades para salir del túnel, más ganas tienen algunos de quedarse en él y convertirlo en seña de identidad. Es tradición refugiarse en la incapacidad de cambiar y convertirlo adrede en la exaltación de lo propio, ahogando a quienes sí buscan una salida del túnel.

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