Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Se acabó el carbón

La ruptura del pacto con la izquierda radical y el cambio de oposición en el PP le complican las cosas a Espadas

Lo ocurrido en el Ayuntamiento durante las últimas semanas certifica que el periodo de gracia se le ha terminado a Juan Espadas. No se puede quejar: durante dos años ha podido hacer, e incluso no hacer, sin que nadie le levantara la voz y sin que se provocaran tensiones dignas de ese nombre. Pero la ruptura del pacto con los partidos de extrema izquierda que le facilitaron la investidura y, sobre todo, la crisis del grupo del PP que se ha saldado con la designación de Beltrán Pérez como nueva cara de la oposición -con el arrinconamiento, parece que definitivo, de los últimos restos del zoidismo- alteran de forma radical el paisaje.

Parece, pues, que el alcalde dejará de remar en la balsa de aceite que era hasta ahora la política municipal y tendrá que enfrentarse en los dos años que le quedan por delante a frecuentes marejadas y a alguna que otra tormenta de consideración. Con sus presuntos socios de la izquierda radical -presuntos porque a Espadas le ha costado ocultar que le dan alergia- hasta ahora se mantenía un ritmo de discretas concesiones que no levantaban mucho ruido y servían para mantener la tranquilidad. A partir de ahora va a ser diferente: los restos de Izquierda Unida y Podemos, que cuesta trabajo diferenciarlos, se van a dedicar a maximizar su discurso extremista y para ello es imprescindible, como se está viendo, incendiar el Ayuntamiento.

Más se le complica el asunto por el lado del PP. En estos dos años Espadas ha basado buena parte de su sosegada política en el adormecimiento del PP, desarticulado tras la marcha de Zoido a Madrid y sumido en una pelea interna de la que parecía incapaz de salir. El nombramiento de Beltrán Pérez, un joven y ambicioso político con trienios en la Plaza Nueva, cambia radicalmente las cosas. El nuevo portavoz es combativo y sabe de las interioridades municipales tanto como el que más. Dependiendo del tono que le dé a la oposición se juega el ser candidato a la Alcaldía en 2019, un sueño que ahora acaricia con la punta de los dedos.

Queda un último actor por comparecer en el escenario: Ciudadanos, que hasta ahora ha sido el sostén del gobierno cuando ha hecho falta y que va ser clave en los equilibrios de geometría variable que va a tener que hacer el alcalde. El partido naranja está desdibujado en la capital y necesita hacerse notar. Tanto Rivera como Juan Marín saben que en Sevilla se juegan mucho de su futuro en Andalucía.

Empiezan a verse las elecciones en el horizonte y las cosas cambian en el Ayuntamiento. La calma pasa a la historia. Como decía, según la leyenda, una pintada aparecida al final de la Guerra Civil en la puerta de una carbonería del centro: "Se acabó el carbón. Tercer Año Triunfal".

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